Rubén
Rojas Breu
LOS
OBJETIVOS
DE LAS ORGANIZACIONES[1]
INTRODUCCIÓN:
la perspectiva de análisis
En
nuestra concepción las organizaciones son, ante todo, portadoras de sentido del
mismo modo que la totalidad de las acciones humanas. Merecen ser conceptualizadas
con la suficiente profundidad como para jerarquizarlas debidamente como objeto
de estudio para evitar incurrir en
lecturas que, de tan superficiales, prácticas o descriptivas, reducen su
significación. Sostenemos el carácter fundante que las organizaciones tienen en
tanto están presentes desde el comienzo
mismo de la especie humana y de la vida de cada persona
Muy a
menudo se considera a las organizaciones como si fueran realizaciones
únicamente intencionales, que cumplen ciertas finalidades básicas y con cierto
carácter eventual o de presencia acotada. Es decir, tanto por parte de la
opinión común más extendida como por muchos expertos de las ciencias sociales,
se tiende a circunscribirlas al estrecho universo de las que pasan por ser las
“más sociales”: empresas, organismos públicos de las diversas áreas e
instituciones privadas. También, de un modo más tácito que explícito, se las
tiende a imaginar casi como recientes en términos históricos.
A la par
y paradójicamente, se las visualiza como si fueran casi “a-sociales” en cuanto
se las asocia en abstracto con la sociedad en su conjunto, como si se
desconociera el carácter intrínsecamente social de lo humano y por tanto de las
organizaciones. De tal manera, se las termina aislando, concibiendo casi como
sistemas cerrados que, como por obligación, interactúan con contextos, los cuales, a su vez, son pensados como
estables u homogéneos.
Se
incurre así en versiones y nociones de naturaleza ilusoria. Téngase en cuenta
que tales nociones frecuentemente inducen a diagnósticos y decisiones
inadecuadas que afectan tanto al “interior” de las organizaciones como a la
relación de éstas con su entorno. Por este camino se puede llegar a falacias
tales como que las organizaciones responden a objetivos tan genéricos que
implican como contraparte a una sociedad en abstracto o que nacen por obra de un acto divino o que
tienen por objeto el de perpetuarse a sí mismas; falacias tales llevan a menudo
a consecuencias del todo indeseables.
Es
generalizada la perspectiva equívoca que parte de pensar a la organización como
si fuera una entidad aislada o aislable que emerge por asociación voluntaria de individuos
y con independencia de los contextos que
la circundan. Son puntos de vista
deudores aun de concepciones decimonónicas de lo social.
En nuestro punto de
partida las organizaciones son constitutivas de lo humano[2].
La humanidad está
conformada por una compleja red de organizaciones interactuantes que incluyen
desde los estados, los organismos supranacionales, las empresas multinacionales
hasta las familias, vecindarios y grupos de amigos.
Nada ni nadie está fuera
de las organizaciones, ni siquiera el anacoreta que pueda vivir supuestamente
aislado en alguna caverna ya que nació en el seno de una organización, la
propia familia o algún sucedáneo, y se moldeó a través de la pertenencia a
organizaciones diversas. De modo que hasta ese anacoreta, en interacción
consigo mismo y con su entorno, está organizado. El célebre personaje de Defoe,
Robinson Crusoe, mientras vivió en soledad en la isla perdida, organizó y
estuvo organizado, aprovechando el conocimiento y experiencia adquiridos a
través de las organizaciones de las cuales había formado parte a lo largo de su
vida.
Al
establecer esta vinculación intrínseca -o sea, de carácter endógeno- entre el
carácter social de lo humano y las organizaciones estamos postulando el lugar
fundante de los Objetivos, su status de
estructurantes básicos de las Organizaciones. En otra nota, veremos que
tal status es compartido con la Ley.
Remitimos
a nuestro artículo “Concepto de organización” en el cual establecemos el
carácter fundante de la intrínseca articulación entre los Objetivos y la Ley.
Los
Objetivos de la organización se dan en función del lugar que la misma ocupa en
la sociedad; son, por lo tanto, deducibles. Es decir, los Objetivos son
pensables y determinables según el rol que la Organización ocupa en el
entramado social – y no según la intención de sus fundadores, directores o
responsables -. Ciertamente, quienes dirigen una organización se proponen
alcanzar resultados o metas, que el análisis particular de cada organización
habrá de evaluar hasta dónde o de qué modo coinciden con los Objetivos.
A lo que
aspiran quienes tienen responsabilidad de conducción lo llamamos propósitos; reservamos la denominación
Objetivos para referirnos a lo que la Organización debe cumplimentar en
el seno de la sociedad de la cual forma parte.
En
resumen, los propósitos devienen de lo
que quieren los responsables o miembros;
los Objetivos son “objetivamente”[3] de la
organización. Es habitual que los
propósitos entren en colisión con los
Objetivos una organización.
Mientras
los propósitos son conscientes y se declaman, los Objetivos son materia de
estudio e interpretación y, habitualmente, no están espontáneamente en el campo
de la conciencia de los responsables de una organización. Es a través de la
investigación, la cual implica siempre interpretar, que se deducen tales
Objetivos.
Las
grandes organizaciones cuentan con sus declaraciones de principios y, a menudo,
definen lo que dan en llamar su “misión y su visión”. Desde ya decimos que
estos dos últimos términos carecen de sustentabilidad científica y, por lo
tanto, no los convalidamos. Tales declaraciones de principios frecuentemente
poco tienen que ver con los Objetivos que la organización efectivamente
cumplimenta.
LOS OBJETIVOS DE LAS ORGANIZACIONES
Si las
organizaciones no se materializan sino a través de la humanidad y para ésta las
organizaciones son constitutivas, se deduce que los Objetivos de una organización
están ante todo determinados por su inscripción en el entramado social que
integra.
Las
organizaciones no resultan simplemente de asociaciones de “individuos”[4] que
se reúnen conscientemente para materializar aspiraciones también conscientes.
Por el contrario, las organizaciones nacen en el seno de una red de
organizaciones: innumerables organizaciones ya están funcionando al momento en
que otras organizaciones emergen, las cuales se integran de variadas maneras a
tal red. Su sentido primordial está más allá de la organización misma: está en
el servicio que habrá de prestar a la configuración social de la que forme parte
y, en particular, a la red de organizaciones que integre.
De tal
modo, los Objetivos Estratégicos de una Organización son los que la misma
cumple - más allá de la conciencia e intencionalidad de sus miembros- dentro de
su contexto o hacia la sociedad.
Los Objetivos Estratégicos en toda organización
se definen en función de su lugar en la configuración social que integra, en la
cual dos son los ámbitos a considerar:
- La comunidad
- La zona de interacción entre oferentes y demandas en el sentido más abarcador de estos términos. [5]
Ahora
bien, para el cumplimiento de los Objetivos Estratégicos la organización debe
imponerse a sí misma pautas, configuraciones, tareas y normas que le permitan
operar en la dirección por ellos fijada:
de tal manera, también habrá de proponerse Objetivos hacia la organización
propiamente dicha (“el adentro” de la Organización) a los que llamaremos Objetivos
Intraorganizacionales..
Surgen dos problemáticas:
- La primera tiene que ver con el particular perfil que los miembros, especialmente los fundadores, de una organización presentan y expresan como para guardar congruencia con el rol que la misma va a cumplir o cumple en el seno de la configuración social que integre.
- La segunda alude a las adecuaciones que los grupos y miembros integrantes de la organización hacen conscientemente para que los Objetivos Estratégicos y los Objetivos Intraorganizacionales alcancen el máximo grado de compatibilidad posible. Los miembros de cualquier organización proceden de otras, siguen participando también de otras y, además, aspiran aun a otras: por tanto, sus pertenencias previas, paralelas y ambicionadas inciden en su comportamiento en la organización en cuestión condicionando el modo en que se van a vincular con la misma y, particularmente, con los Objetivos que tiene que cumplir.
Los Objetivos Estratégicos
Reiteramos, son
los que la organización cumple en su afuera, en su exterior, en el seno de lo
social en sentido amplio, en la red de organizaciones que la humanidad y cada
ámbito en que ésta se particulariza.
Dos niveles de Objetivos
Estratégicos podemos recortar para cada organización:
1. El nivel correspondiente a los Objetivos que
hacen al genérico al cual la organización pertenece. Así por ejemplo, si se trata de un hospital
estos objetivos pueden ser el de la asistencia, la prevención, la docencia y la
investigación a los efectos de promover, garantizar y preservar la salud. Si se
trata de una empresa, el objetivo genérico será el de la obtención de lucro a
través del dominio de un tipo de negocio o de negocios. A estos llamamos
entonces Objetivos determinados por el genérico al que pertenece la
organización.
2. El nivel correspondiente a los Objetivos que
hacen a la especificidad de la organización en cuestión. Estos Objetivos
son exclusivos de cada organización. Cada organización tiene sus Objetivos
Específicos, los cuales son más determinantes que los correspondientes al
genérico.
No hay
dos organizaciones que tengan los mismos Objetivos Específicos con respecto a
la sociedad, a la comunidad, a su área de interacción o a su mercado.
Se trata
de los Objetivos que confieren el sentido pleno a la organización y que están
directamente relacionados con su identidad.
Dos tipos de Objetivos
Específicos definen a cada organización:
A. El Objetivo de Posicionamiento, que es el que expresa la posición relativa
que la organización ocupa o debería ocupar en la sociedad. Basándonos en la
creación de este autor, el Objetivo de Posicionamiento es un Objetivo de Posicionamiento Vincular.
Es lo que diferencia a la organización respecto
de otras que participan del mismo genérico. De este modo, establecer un
Posicionamiento Vincular implica inexorablemente hacerlo siempre en base al análisis comparado
de dos o más organizaciones.
Con
relación a este tipo de Objetivo es que debemos considerar la identidad institucional y, por supuesto, la imagen institucional.
B. El Objetivo de Desempeño, o sea la
participación y penetración que una organización puede aspirar a alcanzar
objetivamente, análisis mediante. Nos referimos a las metas que hacen a qué
porcentaje de mercado, o qué caudal electoral, o qué respuestas de sus
feligreses, o qué tasas de alfabetización, etc.
Desde
ya, ambos tipos de Objetivos en lo concreto están imbricados, estrechamente
interrelacionados: el análisis, la docencia o la elaboración de estrategias y
toma de decisiones nos obligan a disociarlos. Entre ambos tipos de Objetivos
hay naturalmente sinergia, se potencian o se debilitan unos a otros.
Los Objetivos Intraorganizacionales
Los Objetivos
Intraorganizacionales se refieren a los que la organización objetivamente, también deducibles, se le imponen para el
cumplimiento de su rol: o sea, se trata de los
referidos hacia el “interior” de la organización.
Estos Objetivos se centran
en el diseño organizacional a alcanzar, en las políticas a seguir para las
distintas áreas de incumbencia y con los distintos sectores, áreas y grupos
integrantes y en el mejor aprovechamiento de la cultura organizacional. *
Bibliografía
Rojas Breu, Rubén (2002): Método Vincular. El Valor de la Estrategia.
Ediciones Cooperativas de Buenos Aires
Rubén
Rojas Breu (2011): Aportes de un hecho
histórico a la dirección estratégica. La batalla de Queronea. Mimeo. Buenos
Aires, 2011. En versiones PDF y PP.
Rojas Breu, Rubén (2014): El deseo de la estrategia. CIAP FCE UBA,
Buenos Aires.
Rojas Breu, Rubén(2018): El
concepto de organización. Publicación en blog de Rubén Rojas Breu
[1] Este
artículo tiene su antecedente en uno de autoría compartida con Jorgelina
Aglamisis “Los Objetivos y la Ley como estructurantes básicos de las
organizaciones” el cual se publicó como ficha de la cátedra “Teoría y
comportamiento organizacional”, carrera Relaciones del Trabajo, Facultad de
Ciencias Sociales UBA en el año 2000.
[2] Ver el
artículo “Concepto de organización”
[3] Esta
redundancia es intencional y pretende estar dotada de pleno sentido.
[4] Ya hemos
señalado en diversas publicaciones, clases y conferencias que la noción de
individuo es obsoleta y carece de sustento epistemológico.
[5]
Abreviamos zona O-D cuando se trata de la interacción entre oferentes y
demandas de los campos social propiamente dicho y político. El“mercado” es un
tipo específico de interacción entre
oferentes y demandas el que vincula a las empresas que comercializan productos,
bienes o servicios con clientes, consumidores y usuarios. Se desprende que
nuestro concepto de mercado difiere sustancialmente del de los usos en boga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario