Rubén Rojas Breu
DESEO SEGÚN EL MÉTODO VINCULAR Y SU RELACIÓN
CON EL PODER
El concepto de deseo que formularemos es el
primero de los diez axiomas del Método Vincular.
Según la Real Academia española uno de los
significados de la palabra axioma es: “cada uno de los principios fundamentales e
indemostrables sobre los que se construye una teoría.”
También puede definirse axioma como una proposición asumida
dentro de un cuerpo teórico sobre la cual descansan otros razonamientos y
proposiciones deducidas de esa premisa.
Llamamos axioma
según el MV a cada uno de los principios fundamentales sobre los que se
asienta el mismo.
Son demostrables, pero los adoptamos como puntos de
partida indiscutibles en la medida que hacen falta para sustentar todos los
desarrollos teóricos del MV. Dicho metafóricamente, son los cimientos del
edificio.
La totalidad de los axiomas del Método Vincular
conforman un sistema: esto es, están todos intrínsecamente interrelacionados de
modo tal que cada uno se comprende por su vinculación con los restantes.
En este artículo nos referiremos, entonces, al
primer axioma:
El concepto de deseo es el
fundamento del Método Vincular
El deseo, según el Método Vincular, difiere
de todas las acepciones habituales, tanto de las diversas disciplinas como de
las vulgares, difundidas o comunes. Es decir, definimos deseo en el marco
referencial que genera y en el que se apoya el Método Vincular.
Para el MV el deseo es inherente a la interacción social en todos los ámbitos de la vida humana. Como tal sostiene los vínculos entre los humanos en los campos social propiamente dicho, cultural, político, mercado y económico.
Según el MV no existe el deseante sin lo
deseado o lo deseable; y, viceversa, no existe lo deseado o lo deseable sin el
deseante.
El deseo es la articulación intrínseca de dos
aspiraciones inconscientes que se dan al mismo tiempo tanto por parte de la
demanda como por parte de los oferentes,
saber:
- A la vivencia de plenitud o, lo que es lo mismo, de la perfección total = imagen ideal de sí.
- A la sensación de dominio total sobre los otros y sobre lo demás = el poder.
Por ejemplo, un ciudadano, votante, usuario, consumidor o miembro de cualquier tipo de organización -incluida la familia- busca sentirse,
inconscientemente, al mismo tiempo dotado de toda perfección y en posición de
superioridad o dominio sobre los demás. Por su parte, un proyecto, programa, servicio,
propuesta, fuerza política, gobierno, dirigencia o dirigente, trabajador o, nuevamente, miembro de cualquier organización lo que busca mostrar perfección y asegurar
su superioridad o dominio sobre todo aquello con lo que compita o interactúe.
Advertimos que, tal como enunciamos en otros
axiomas, una persona en cualquier rol es una pluralidad de sujetos y, por otro
lado, el algo con lo que se vincula es una multiplicidad de objetos.
Esto quiere decir que el dominio sobre los
otros y sobre lo demás es, al mismo tiempo, dominio de un sujeto “interno” de
cada persona sobre los demás “sujetos internos”; a la vez, el dominio del algo
que se ofrece sobre otros “algos” es simultáneamente dominio sobre una parte de
lo que está en juego.
Una anécdota histórica nos viene en ayuda
para ilustrar las dos dimensiones que se articulan en el deseo: la imagen ideal
de sí y el poder.
Luis XIV de Francia al mismo tiempo que
decide asegurar y expandir poder para sí y para su país construye el famoso
palacio de Versailles, el cual es no sólo una manifestación de grandeza sino
también de culto de su propia imagen. Tan es así, que el palacio cuenta con un
ámbito destacado y fastuoso, el Salón de los Espejos; más aún, en momentos en
que el rey decide la estrategia de expansión y dominio ordena el reemplazo del
espejo de su recámara – por opaco y obsoleto – por otro que reflejara
óptimamente su figura. Como se ve, articulación de las aspiraciones al poder y
a la imagen ideal de sí.
Nos enfocaremos ahora en la cuestión del
poder, de modo introductorio, ya que sobre tal cuestión tendríamos mucho para
desarrollar lo cual haremos en próximos textos.
Es una
característica de los humanos la tendencia continua a alcanzar y superar metas
que, concretadas, dan lugar a plantearse
nuevas metas y a movilizarse para conseguirlas. Decimos, entonces, que los
humanos y, en particular, sus organizaciones constantemente se proponen pasar
de una situación dada A a otra situación
aspirada o ideal B. Dicho de otro modo, equivale a fijarse objetivos y
cumplirlos o intentar hacerlo.
Tal
propósito se da siempre en un contexto en el que interactúan diversos actores y
sectores que coinciden en la demanda, procura o ejercicio del poder.
Es
considerando ambas premisas que proponemos la siguiente definición de Poder:
Poder es la capacidad para pasar de
una situación dada A a una situación
ideal o aspirada B en el seno de la
interrelación entre distintos actores y sectores que demandan, procuran y/o
ejercen dicha capacidad y el complejo contexto en el que tal interrelación se
da.
En
esta definición queda implícito que tal capacidad llamada Poder, en una
estructuración simple, se da siempre como una
relación entre tres términos:
- El que confiere el poder
- El que asume el poder
- El contexto en el cual ambos términos interactúan
Para próximas publicaciones quedan pendientes no sólo la profundización
de qué entender por poder, sino qué es la Política conceptualmente considerada,
temáticas tales como la diferenciación entre gente, masa, pueblo, opinión
pública, electorado y ciudadanía, qué entender por contexto, actores y
sectores, etc.
LIBRO RECOMENDADO
Rojas Breu. Rubén (2002): Método Vincular. El valor de la estrategia. Buenos Aires. Ediciones
Cooperativas de Buenos Aires. 2002
Rubén Rojas Breu, Buenos Aires, junio 2018
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