martes, 21 de agosto de 2018

EL COAUTOR ANÓNIMO


Rubén Rojas Breu

EL COAUTOR ANÓNIMO
Aportes para análisis comunicológicos

Qué es un análisis comunicológico

Se trata de una técnica de alta complejidad a través de la cual damos cuenta en profundidad de lo que genera un texto cualquiera, tanto hacia su interior como en la interacción con el interlocutor, al cual habitualmente se lo llama destinatario, audiencia o lector-espectador-oyente, etc., según el medio utilizado.

El análisis comunicológico es en nuestra concepción una herramienta imprescindible de la investigación científica en el campo social propiamente dicho, en el campo político y en el campo comercial. 

Alta complejidad significa que el análisis comunicológico:


  • se apoya en la ciencia; en nuestro caso, en el Método Vincular cuyo objeto es la interacción social, la interacción entre oferentes y demandas en los campos social, político y el mercado,

Por lo tanto, depende estrechamente de la teoría, justamente, de alta complejidad –acéptese la redundancia-. Dicho en otros términos, un análisis comunicológico supone sustentabilidad epistemológica.


  • Implica un conjunto de procedimientos que tienen por finalidad el logro de la precisión y profundidad óptimas.

Acerca de un “texto cualquiera” nos referimos a que este tipo de análisis puede aplicarse a obras literarias de los distintos géneros (poesía, teatro, novela, cuento, etc.), a obras musicales, a películas de cine o televisión, a los distintos géneros televisivos (telenovelas, noticieros, programas políticos, programas de distinta índole), a las historietas y los cuentos de hadas,  a la propaganda política, a la difusión de interés social, a la publicidad comercial, isologotipos, lemas, cartelería de vía pública, folletería, nombres de marcas, fotografías, discursos de toda índole, sitios de internet, comentarios en las redes virtuales y así podemos seguir enumerando indefinidamente campos de aplicación, tipos de textos al infinito. 

De tal manera, estamos valiéndonos de una acepción amplia acerca de qué entender por texto y estamos afirmando que a cualquier producción que pueda ser considerada como tal se la puede analizar comunicológicamente.


Sobre el texto
 
Un texto cualquiera presenta, al menos, dos dimensiones: 


  • la intratextual o textual propiamente dicha que es la correspondiente al texto en sí mismo, visto aisladamente.

  • la extratextual que es la correspondiente a la interacción entre el texto y quien toma contacto con él de alguna manera: por ejemplo, una poesía y el lector, una película y el espectador, un programa radial y el oyente.

El análisis comunicológico aborda ambas dimensiones simultáneamente.

De acuerdo a mi producción, el Método Vincular, la comunicación posee dos dimensiones, justamente coincidentes con lo antedicho:


  • la referida a la comunicación en sí misma

  • la referida a la “puesta en común” entre quienes participan de la misma, a los cuales llamamos comunicandos.

La comunicación en sí misma, equivalente al texto propiamente dicho o lo intratextual, es objeto de estudio de la semiología.

La comunicación o lo extratextual supone la interacción, justamente entre comunicandos. 

Al establecer como interactuantes de la comunicación según esta última dimensión a los comunicandos estamos dando por superado el clásico esquema jakobsoniano emisor-receptor. Dicha concepción suponía a la comunicación como unidireccional y tendía a otorgar al “receptor” un status de subordinación y una actitud pasiva.

Al adoptar el término “comunicandos” estamos aplicando nuestro axioma según el cual la comunicación es siempre, en términos elementales, bidireccional; en términos complejos, que son los que interpretan acabadamente cómo se da la comunicación en lo real, ésta es multidireccional. Cualquier acto comunicacional supone al mismo tiempo en posición activa y de igualdad a dos actores o más  que están, justamente, comunicándose.
Con respecto a estos desarrollos remito a mi libro Método Vincular. El valor de la estrategia, el cual tiene una de sus cinco partes dedicada por entero a la comunicación[i].


El cómo del análisis comunicológico

Si bien, tal como decimos al principio de este artículo, el análisis comunicológico es de aplicación a cualquier texto, a cualquier tipo o género de texto- usado este vocablo en su acepción más amplia y semiológicamente más consolidada, acá nos atendremos básicamente a los que forman parte de campañas de propaganda política, difusión de interés social y publicidad comercial; no obstante, reiteramos, lo que digamos de acá en más vale también para cualquier producción comunicacional. 
 

Como no es el objeto de este artículo,aquí sólo daremos algunos lineamientos generales sobre cómo se lleva a cabo un análisis comunicológico, herramienta siempre insoslayable de la investigación social.


La primera regla es la de  que un análisis comunicológico requiere de un corpus: es decir, aun cuando el tema de interés sea una determinada pieza propagandística o publicitaria (o una poesía, película, telenovela, etc.), a la misma hay que analizarla en el contexto de avisos de la organización o marca en cuestión así como también de la competencia.
Hay que combinar diacronía y sincronía: esto es, las piezas a analizar deben conformar una muestra representativa de lo que está en vigencia, de lo actual, y de lo que corresponde al pasado, a lo histórico según sea el caso. 

Luego, acorde con lo dicho en los puntos anteriores, hay que encarar tanto el análisis del texto o del aviso en sí como el interaccional.

Por lo tanto, hay que estudiar semiológicamente al aviso en el marco del corpus y, al mismo tiempo, evaluar cómo interactúa con los comunicandos de interés (lo que habitualmente se denomina audiencia). 

El abordaje semiológico debe partir del corpus en su totalidad visto integralmente para luego pasar al estudio en detalle considerando lo verbal, lo paraverbal, lo icónico y cuanto pudiera estar incluido. También hay que considerar el medio y todos los componentes de la pieza bajo análisis en el contexto de dicho corpus. 

El abordaje interaccional requiere de una mirada que permita deducir qué interlocutor está generando y también de la investigación cualitativa a través de la cual testear los efectos y respuestas “activas” en la audiencia, también muestra representativa mediante. Complementariamente (no necesariamente) puede recurrirse a una cuantificación de las conclusiones alcanzadas con el estudio cualitativo.

Conceptos clave para evaluar son el de identificación, descentración e impacto, expresiones que devienen en conceptos por medio del Método Vincular. 

Por otro lado, Francia, Italia, Rusia, naciones eslavas e incluso nuestro país han desarrollado enormemente la semiología como así también lo que hace a lo interaccional. La revista francesa “Comunicaciones”, los formalistas rusos, el italiano Umberto Eco y tantas y tantos han contribuido significativamente a desarrollar estas disciplinas, por lo tanto remitimos a sus producciones para una concienzuda formación en este conocimiento. 

Ahora nos centraremos en este último abordaje en la medida que es el que motiva el título de esta publicación, el objeto de la misma: por qué enunciamos “coautor anónimo”.

El coautor anónimo

Toda obra tiene un autor o más de uno, en cuyo caso hablamos de personas identificadas: use su nombre y apellido o use seudónimos el autor se identifica (salvo las clásicas obras generalmente antiguas o nacidas “espontáneamente” a las que se las categoriza como de “autor anónimo”).

En el caso de una novela el autor (o autores o coautores identificados) generalmente es una persona (o dos o más). 

En el caso de avisos propagandísticos y publicitarios el autor es de índole más institucional: la propia organización, la marca y/o la agencia publicitaria, el diseñador o la agencia de diseño, etc. 

Ahora bien, ¿quién es el coautor anónimo (o coautores anónimos considerando que se trata de un colectivo?).

El coautor anónimo es el lector, el oyente, el espectador, la audiencia, el televidente, etc. Es, en nuestros términos, un comunicando.
Cualquier texto induce, inexorablemente, a una participación activa de quien toma contacto con él, tan activa que lo convierte en coautor.

Esto sucede de dos maneras, consistentemente con lo antedicho:


  • en la dimensión intratextual

  • en la dimensión interaccional


En la dimensión intratextual o respecto del texto en sí mismo, el coautor interviene siempre completando lo que en dicho texto está ausente, está no expresado.

Por ejemplo, veamos cómo sucede con la historieta: en una viñeta vemos a alguien dando un puñetazo en plena cara a otro personaje; en la viñeta siguiente vemos al personaje agredido en el piso. El lector de la historieta completa la narración, más inconsciente que conscientemente, al imaginar que entre el momento del puñetazo y el piso se dio el curso de la caída. 

Todos los textos son completados de esta manera por el comunicando al que acá estamos bautizando como “coautor anónimo”: desde la novela o la obra teatral hasta una pieza de propaganda política o un aviso publicitario comercial. 

Ningún autor de ningún texto produce algo tan detallado que sea el calco de lo real. Más aún, grandes obras se destacan, entre otras virtudes, más por sugerir que por contar con alguna minuciosidad. 

Incluso, en un aviso gráfico, por ejemplo, generalmente conformado por una fotografía, un lema, una promesa, simbolismo y el nombre de la organización o de la marca hay siempre, inconscientemente imaginado, un antes y un después: de alguna manera el comunicando que toma contacto con él supone que esa pieza forma parte de un relato en el cual algo sucedió previamente y algo acontecerá a posteriori, lo cual es interesante tener en cuenta para la indagación cualitativa en los testeos de avisos.

En la dimensión interaccional lo destacable es que siempre difieren, en mayor o menor medida, las interpretaciones de los comunicandos. El novelista tiene su propia versión de su obra y cada lector hace la suya: puede suceder que ambas versiones se aproximen hasta casi resultar idénticas y puede darse todo lo contrario, que no tengan casi punto de contacto; puede ocurrir también que haya versiones que se ubiquen a mitad de camino. Igualmente sucede con un lema, una pieza propagandística política, de difusión social o un comercial.

Por eso es tan importante evaluar a través de la investigación cualitativa el grado de coincidencia entre lo que se intenta comunicar y lo efectivamente decodificado: dicho de otro modo, se trata de testear el grado de acuerdo o desacuerdo entre los comunicandos, entre los autores y los “coautores anónimos”.

Un texto nace realmente como texto en el momento que se ponen en contacto los comunicandos, autores y coautores.

Esto nos lleva además al concepto de Segmentación por Vínculos, dado que distintos segmentos decodifican diferenciadamente. Lo importante para la dirección de la organización, para la marca o para la agencia publicitaria, es que el segmento que sea de interés decodifique del modo esperable, acorde con el Objetivo de Posicionamiento Vincular en el cual se ubique.

Conclusión

Todo texto supone que quien toma contacto con él lo reproduce a su manera, de un modo u otro, con mayor o menor alcance. 

Esto implica que nunca hay que dar por seguro que un discurso, una pieza propagandística o publicitaria, ni siquiera un nombre de marca va ser unívocamente interpretado y tampoco va a ser decodificado según lo que el autor, la organización, marca o agencia de publicidad o diseño pretenden. 

Por tal razón, además de otras que no tratamos acá, siempre cabe encarar las correspondientes evaluaciones para asegurar el mayor nivel de afinidad entre las interpretaciones de quienes producen el texto y quienes se contactan con él.


También deben tenerse en cuenta los conceptos de Segmentación por Vínculos y Posicionamiento Vincular, ya que arrojan la luz respecto de la estrategia, la luz que permite tanto que el texto por parte del autor se adecue al segmento de interés y al PV establecido como que el “coautor anónimo” lo interprete en el mismo registro.



Fuentes bibliográficas

Colección Revistas Comunicaciones. Tiempo contemporáneo. Buenos Aires, 1974 y stes.
Barthes, Roland: Elementos de semiología. Corazón editor. Colombia. 1971
Ducrot y Todorov: Diccionario de las ciencias del lenguaje. Siglo XXI. México. 1979
Eco, Umberto: Tratado de semiótica general. Lumen. Barcelona. 1986
Eco, Umberto: Apocalípticos e integrados. Lumen. Barcelona. 1984.
Floch, Jean-Marie: Semiótica, marketing y comunicación. Paidós. Buenos Aires. 1993
Jakobson y Halle: Fundamentos del lenguaje. Ayuso/Pluma. Madrid. 1980.
Jakobson, Roman: Ensayos de lingüística general. Seix Barral. Barcelona. 1981.
Metz, Christian: Psicoanálisis y cine. El significante imaginario. G. Gili. Barcelona. 1979.
Peninou, George: Semiótica de la publicidad. G. Gili. Barcelona. 1976
Rojas Breu, Rubén: Método Vincular. El valor de la estrategia. Eds. Cooperativas de Buenos Aires. 2002

Rubén Rojas Breu
Buenos Aires, agosto 2018


[i][i] Rubén Rojas Breu (2002): Método Vincular. El valor de la estrategia. Eds. Cooperativas de Buenos Aires

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