Rubén
Rojas Breu
QUÉ ENTENDER
POR NEGOCIACIÓN
Acerca
de la insuficiencia de las definiciones convencionales
Las
definiciones convencionales, habituales o difundidas sobre qué es la
negociación tienden a considerarla un proceso de discusión entre partes, con el
fin de alcanzar un acuerdo aceptable.
Para
el diccionario de la RAE la negociación consiste en “tratos dirigidos a la conclusión de un convenio o pacto".
Justamente
cuando escribo estas líneas, se están dando febriles negociaciones entre la
Federación Rusa, Ucrania, la OTAN, los EEUU de Washington, potencias europeas y asiáticas con la
finalidad de acordar una salida pacífica, al mismo tiempo que ciertos actores,
muy interesados, incentivan el enfrentamiento bélico. Entre estos instigadores se encuentran justamente la OTAN, muy especialmente los déspotas y concentradores de poder y de riqueza de uno y otro lado así como las bandas del neonazismo global que buscan erigirse en dechados de épica cuando lo único que los anima es su ingénita vocación belicista.
El
gobierno argentino acaba de lograr luego de extensas, rimbombantes y álgidas
negociaciones un acuerdo con el FMI, un acuerdo que, todo indica, es sumamente
desfavorable para nuestro país. Está buscando, denodadamente, la aprobación final del Congreso de la Nación, pese a la ilegalidad del préstamo oportunamente acordado al ex gobierno despótico de Cambiemos y pese, también, a que las condiciones internacionales hoy, guerra incluida, favorecen o hubieran favorecido que la Argentina desconociera las pretensiones del organismo multinacianal tan desacreditado como expoliador y asumiera activamente una posición agresiva que implicara someter al juzgamiento internacional al FMI y a iniciar procesos legales contra quienes, en nuestro país, contrajeron la deuda para fines inescrupulosos, particularmente la tan citada "fuga de dólares".
Todo indica que el gobierno argentino no negoció, sino que capituló, que se rindió antes de presentar una batalla justa que no nos llevara nuevamente a un callejón sin salida, a más sufrimiento de las mayorías, a postergar toda posibilidad de desarrollo integral y a resignar, desmedidamente, soberanía.
Tanto la guerra entre Rusia y la OTAN, cuyo campo de batalla es Ucrania por decisión de un gobierno ávido de "occidentalizarse" o de alinearse incondicionalmente con los EEUU de Washington, como el acuerdo con el FMI que la Argentina está concretando, nuevamente en un escenario en el que está ausente la decisión popular, reflejan el fracaso de lo que debería entenderse, genuinamente, por negociación.
Un
acuerdo que parte de aceptar, por parte del gobierno argentino, que hay que “honrar”
la deuda contraída deshonrosamente con tal organismo multinacional, el cual,
para conceder el préstamo inusual, el del monto más elevado de su historia, vulneró,
desacató, sus propios estatutos. El fin del préstamo fue el de favorecer al
anterior gobierno, francamente despótico, a los efectos de un triunfo
electoral, propósito fracasado.
Esa
deuda fue, entonces, contraída ilegalmente, ya que no se respetó la obligación
constitucional de la aprobación por parte del Congreso Nacional de la Argentina
ni, como está dicho ut supra, los propios estatutos del organismo
prestador.
De tal manera, la guerra en el Este de Europa (una de tantas guerras que ni siquiera son tenidas en cuenta), con alcances imprevisibles,
así como el acuerdo de la Argentina con el FMI, son detonantes de altísimo voltaje para aproximarnos,
conceptualizando, al tema tan urticante de la negociación.
Conceptualizando
sobre qué entender por negociación
Por
empezar, vale la aclaración de que la negociación es un proceso constante, diríase
constitutivo para los humanos. Los humanos, aunque no lo percibamos, estamos
negociando todo el tiempo y en los más variados ámbitos.
Se
negocia en la familia por parte de sus integrantes con el fin de alcanzar, si
es factible, un equilibrio que facilite la convivencia y a lo largo de la
jornada se sigue en ese tipo de comportamiento básico. Al viajar se abona, sea
combustible o pasaje, según tarifas que resultan de negociaciones; en el lugar
de trabajo cada cual se conduce de acuerdo a reglas, convenios, remuneraciones,
prestaciones, contratos, pagos y obtención de beneficios, etc. que se negocian
o que cristalizan, suficiente o insuficientemente, como resultantes de
negociaciones, frecuentemente desfavorables para las poblaciones y beneficiosas para los acumuladores.
Por
lo tanto, en una primera aproximación, cabe enunciar esta premisa: la
negociación es un proceso perpetuo que se da en todos los ámbitos de la vida
humana.
En
su momento, para ejemplificar con algo que en apariencia es trivial, pero que
considero muy elocuente para enfatizar hasta qué punto la negociación está
presente continuamente en todas las áreas, conceptualicé a la mayonesa envasada
como “aderezo síntesis”. Esa conclusión fue resultante de investigaciones sobre
el comportamiento de consumidoras y consumidores: el rechazo o la baja
disposición a comer determinados alimentos por parte de los integrantes de un
grupo familiar se podía resolver con el agregado de la mayonesa envasada, la
que se comercializa en supermercados y almacenes. La capacidad de tal mayonesa
para enmascarar y saborizar hacía o hace que, finalmente, hasta comidas que podrían
generar rechazo o pocas ganas se tornan atractivas o sabrosas, v.g., las
ensaladas, las distintas carnes, los más variados fiambres, etc.
Es
decir, la mayonesa “sintetiza” al permitir que los distintos miembros de una
familia compartan gustosamente una misma comida más allá de sus preferencias
personales.
Según
el diccionario de la RAE, síntesis es la “composición de un todo por la reunión de sus partes".
Según
Hegel: "el espíritu que se ha arrancado de la naturaleza para volverse
hacia sí mismo como espíritu subjetivo (tesis), y que luego ha creado un mundo
humano objetivo (antítesis) –especie de segunda naturaleza- en el derecho, la
moral y el Estado, tiene que regresar hacia sí en un movimiento que supere a la
vez la subjetividad y la objetividad: es el espíritu absoluto (síntesis), el
espíritu definitivamente reconciliado consigo mismo".
Más
allá de las derivaciones idealistas del texto hegeliano, una afirmación se
impone: la síntesis es la superación de contrarios, es resultante de una lucha
de opuestos, lo cual, ya de otra manera, retomará Marx.
De
tal manera, tenemos un segundo postulado en torno a la negociación: toda
negociación exitosa es una síntesis¸ una síntesis que contiene a
los opuestos o contrarios, a las posiciones antagónicas o diferentes (según el
caso y según el grado), al mismo tiempo que lleva tales actores y enfoques
contradictorios o disímiles a un nivel superior, decididamente superador. Por ahora, la síntesis parece lejana en el Este europeo así como en confrontaciones de otras latitudes como Medio Oriente (Israel arrementiendo contra Palestina como el caso más notorio) y, desde ya, negada en el acuerdo de la Argentina con el FMI ya que una de las partes, la que representa al organismo internacional, se alzó con la parte del león.
Ahora
bien, de acuerdo a lo que estamos desarrollando, un nuevo postulado o, mejor
aún, el punto de partida para conceptualizar la negociación se nos impone: el
conflicto.
Las nociones
convencionales, las más difundidas, con las cuales comencé este artículo
ocultan, disfrazan, escamotean o esconden lo decisivo: no hay negociación
si no hay conflicto.
Todas
esas nociones convencionales incurren en renegación o desmentida,
expresiones que nos remiten a una de las principales elaboraciones de Freud y, por
supuesto, del psicoanálisis: el dispositivo inconsciente por el cual no se
percibe lo que está a la vista o lo que debiera observarse y pensarse en primer
lugar. Recordemos que, según el fundador del Psicoanálisis, el niño al caer en
la cuenta de los genitales femeninos en vez de reconocer la ausencia de pene,
lo alucina o supone que “ya le va a crecer”. No voy a detenerme en Freud, cuyos
textos siempre esclarecedores, son de fácil consulta, pero sólo señalo que,
llegado el momento de tomar conciencia, trama edípica mediante, se desemboca en
el complejo de castración.
De
tal manera, se reviste a tal punto de pacifismo a la negociación que se
desmiente que la misma se da porque inexorablemente hay conflicto.
Tanto
en lo más banal, la comida habitual de la familia, como en lo más trágico y
destructivo, la guerra, la negociación se pone en marcha
porque hay conflicto. La niña, el niño o el adolescente que rechaza
determinado plato está en conflicto con la preparación que se le ofrece y, por
lo tanto, con quien está a cargo de la misma: aderezar con mayonesa es el
resultado de la negociación explícita o tácita con la que se supera tal
conflicto entre lo indeseable y lo gustoso, para lo cual tal salsa fría de
origen español (de Menorca) emerge como sintetizadora.
Ante
la inminencia o la materialización de la guerra los contendientes pueden llegar a un acuerdo si la
negociación resulta exitosa, lo cual presupone que ambas partes alcanzaron una
satisfacción posible.
Ni el
plato con mayonesa ni el pacto alcanzado para evitar o finalizar una guerra satisface jamás
totalmente a las partes: quien come la ensalada con mayonesa está resignando lo
que hubiera preferido, como por ejemplo una hamburguesa con papas fritas; cada
contendiente obtiene lo posible, seguramente mejor de lo que disponía
previamente a la negociación, pero algo que está o estará por debajo de lo que
hubiera logrado con un triunfo o un
salirse con la suya contundente. El FMI se salió con la suya y en Europa está aún por verse.
De
tal manera, otro postulado nos sale al camino de estas elaboraciones: toda
negociación implica un acuerdo que facilita un equilibrio en aras de la coexistencia
al mismo tiempo que supone cierta renuncia o resignación de expectativas para
las partes.
Nunca
es ocioso traer a colación la célebre sentencia de Clausewitz: “la guerra es la
continuación de la política por otros medios”.
La
política está presente en toda la vida humana o de los humanos y supone la
existencia, intrínseca para la especie, del conflicto. La guerra solamente
patentiza, del modo más dramático, el conflicto que preexistía en la situación
de paz.
De
manera, que lo abordemos por donde lo abordemos, hay que partir del conflicto
y, definitivamente entonces, se negocia porque hay conflicto.
Toda
negociación, al poner término a un conflicto, jamás implica una solución
definitiva, jamás implica un equilibrio estable para todo tiempo venidero.
Toda
negociación lleva a un resultado que siempre hay que considerar como
forzadamente alcanzado y que jamás, como ya dijimos arriba, satisface por
entero a las partes. La insatisfacción subsistirá y será únicamente controlada
en la medida que las partes no solamente respeten el acuerdo alcanzado, sino
que lo fortalezcan a través de renegociar en distintas oportunidades.
Así
tenemos otro postulado: los resultados de toda negociación son
relativamente provisorios e inestables.
Lo
que también está descuidado u omitido en las nociones que se divulgan sobre qué
es la negociación, es el rol de la terceridad, el rol del tercero, el
rol de aquello que encarna a Ley.
Si
bien en la negociación las partes (dos, tres o más según sea el caso), en
apariencia, participan por sí mismas y todo parece indicar que sólo ellas
participan, existe siempre el tercero. A veces éste es manifiesto y
opera como convocante, mediador, conciliador. Por ejemplo, a punto de estallar la
inconcebible guerra entre la Argentina y Chile por el canal de Beagle, en 1978,
el Papa Juan Pablo II envió a su representante, el cardenal Samoré, el cual
instó exitosamente a los antagonistas a acordar pacíficamente. Obsérvese de
paso que se constata el postulado anterior acerca de la provisoriedad e
inestabilidad de los resultados de una negociación, ya que el anterior gobierno chileno encabezado por Piñera
recientemente salió a hacer nuevamente reclamos por diferencias en torno a los
límites.
Volviendo
al rol de la terceridad: las partes de sientan a acordar porque la Ley -terceridad
por excelencia tal como la defino según mi creación el Método Vincular,
definición que se encuentra en este mismo blog-, materializada en las leyes
jurídicas internacionales, las leyes sobre el comportamiento humano en general,
las leyes sobre la guerra y, fundamentalmente, las leyes de la Política, incita
y crea las condiciones para hacerlo. Además, el planeta en general, por ejemplo,
ante la eventualidad de una guerra, sea por Ucrania, sea por nuestro Beagle o por Malvinas,
reclama soluciones pacíficas, actuando así como un tercero.
Los
papeles de la terceridad y del tercero son también habitualmente renegados,
objeto de la renegación según el Psicoanálisis.
Nuevo
postulado entonces: toda negociación implica la terceridad y el tercero,
lo cual es habitualmente renegado o no percibido o no tenido en cuenta
en análisis y evaluación de situaciones.
Dado
que el sustento de una negociación es el conflicto, cada una de las partes para
alcanzar el mayor logro posible en la tramitación de la misma debe partir de
una posición de fuerza. En términos de las definiciones de mi autoría
sobre Política, Poder y Relaciones de Poder, la parte debe afirmarse en
una posición de poder, postulado de vital importancia.
Afirmarse
en una posición de poder implica reconocer y conocer al dedillo las ventajas
competitivas con las que se cuenta, de las que dispone la parte propia y el
antagonista. Una ventaja competitiva es la que tiene tanto objetiva como
subjetivamente valor como para imponer el propio deseo. Tales ventajas
competitivas deben ser deducidas o detectadas, ya que las determinantes escapan
a la conciencia y radican en lo latente o se hallan en estado de latencia.
La
ventaja competitiva es articulación de las capacidades, aptitudes y dispositivos
propios que suponen valor con potencial de éxito, así como las incapacidades,
insuficiencias e inconsistencias del antagonista.
Por
supuesto, que también, para un acabado análisis de las ventajas competitivas se
requiere conocer, simultáneamente, las propias debilidades y el potencial del
enemigo, del adversario, del rival.
Siempre
cada parte dispone de ventajas competitivas y, al mismo tiempo, de debilidades
comparativas.
De
tal manera, una posición de poder, determinada por las relaciones de poder, se
basa en ventajas competitivas, en un potencial con capacidad de forzar al
enemigo o antagonista a negociar.
Tal
posición de poder es vital para negociar, y así estamos
enunciando otro postulado.
Para
entender y aplicar toda esta conceptualización de poder y, sobre todo, para
apoyarse firmemente en una posición de poder asociada a ventajas competitivas,
es fundamental contar con conducción, cultura, estrategia y organización
políticas.
Entonces,
tenemos un último postulado: la negociación eficaz depende imperiosamente
de la conducción, cultura, estrategia y organización políticas.
Sobre
la negociación con el FMI
Todo
indica que cada una de las partes en la confrontación en torno a Ucrania, se
basa en una posición de poder.
Todo
indica, por otra parte, que el gobierno argentino para acordar con el FMI no
partió de una posición de poder, que confundió negociación con aceptación de lo
posible de acuerdo a la ostentosa posición de poder de la contraparte y que
ignoró toda esta conceptualización acerca de qué es negociación y sus distintos
postulados.
La
Argentina para partir de una posición de poder cuenta con:
- que el
préstamo del FMI fue contraído de manera ilegal, lo cual podría ser reconocido
por la Corte Internacional de Justicia, el tercero más calificado para los
efectos; o sea, el gobierno argentino “olvidó” recurrir a algún tercero,
- que
tal préstamo no sólo es ilegal por no haber contado con la venia del Congreso
argentino sino también porque ignoró supinamente los estatutos del FMI,
- que,
principales sostenedores del FMI, en particular Gran Bretaña coloniza parte de
nuestro territorio desoyendo a las Naciones Unidas, a los países latinoamericanos
y de otras latitudes, a potencias como Rusia y China, toda una debilidad del
Reino Unido ya que ignora las leyes internacionales,
- que
en tal latrocinio Gran Bretaña cuenta con la complicidad de los EEUU de
Washington, principal accionista del FMI, país que, por tal complicidad,
vulnera también las leyes internacionales,
- que
en la Argentina operan numerosas corporaciones británicas y de los EEUU de
Washington, así como hay tenedores de tierras de tales procedencias, a los
cuales les puede caber la expropiación,
- que
todas esas posesiones, extracontinentales como las islas Malvinas y nuestro
océano y continentales en distintos puntos de nuestro país, superan con creces
el monto del préstamo aviesamente concedido por el organismo internacional.
Por
otra parte, ante la extorsión gravísima en la que se incurre amenazando que el
no pago o la discusión del mismo supondría que la Argentina se quedaría sin
crédito y sin la posibilidad de comerciar a nivel internacional, sin poder
importar ni exportar, el gobierno se comportó, por decir lo menos y pensando en
“buena fe”, ingenuamente. Ningún país queda fuera de los “mercados” por objetar
una obligación discutible, ilegal. Justamente, no beneficiaría a nadie,
empezando por las propias corporaciones y tenedores extranjeras y extranjeros
que operan en nuestro país.Mucho menos quedaría afuera en este momento en el que se libra una guerra de proporciones entre Rusia y la OTAN: nadie querría dejar afuera en tales circunstancias, imprevisibles, a un país que, aún cuando es sumamente atrasado, dispone de alimentos, minerales, recursos energéticos, un mar inmenso, agua, capacidad para hospedar refugiados, etc.
Sirva
lo antedicho como ejemplo acerca de qué es negociar según nuestra conceptualización
y qué es mera resignación cuyas consecuencias, nefastas, recaen de manera
ignominiosa y francamente empobrecedora sobre la nación y sus habitantes.
Y
obsérvese, especialmente, que el gobierno argentino no recurrió a la terceridad
o al tercero o a algún tercero. Cayó en el pantano de la endogamia.
Enunciación
de los postulados descritos
- La
negociación es un proceso perpetuo que se da en todos los ámbitos de la vida
humana. Toda
negociación exitosa es una síntesis.
- Toda
negociación deviene de la existencia de conflicto.
- Toda
negociación implica un acuerdo que facilita un equilibrio en aras de la coexistencia
al mismo tiempo que supone cierta renuncia o resignación de expectativas para
las partes.
- Los
resultados de toda negociación son relativamente provisorios e inestables.
- Toda
negociación implica la terceridad y el tercero.
- En
toda negociación la parte debe afirmarse en una posición de poder, conociendo
en profundidad las propias ventajas competitivas y las insuficiencias del
antagonista.
- La
negociación eficaz depende imperiosamente de la conducción, cultura, estrategia
y organización políticas.
De
acuerdo al Método Vincular (Rubén Rojas Breu)
De
acuerdo al Método Vincular (Rubén Rojas Breu) la Negociación se inscribe en la Secundarización,
ya que supone:
- sustitución
al menos provisora de la polarización amigo-enemigo por la de actores (sociales
propiamente dichos, políticos o geopolíticos) que interactúan con el propósito
de alcanzar un equilibrio que facilite la coexistencia,
- máxima
apertura exogámica, ya que presupone el reconocimiento del otro y de lo otro,
Referencias
bibliográficas
Rojas
Breu, Rubén (2002): Método Vincular. El valor de la estrategia, Eds,
Cooperativas de Buenos Aires.
Rojas
Breu, Rubén: Artículos en rubenrojasbreu.blogspot.com y
rubenrojasbreuelaula.blogspot.com
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, febrero 15 de 2022 y actualizado marzo 16 de 2022