Rubén
Rojas Breu
PANDEMIA:
Cómo
encarar una política y una campaña integral de prevención
según
el Método Vincular
Índice
temático
Introducción
Por
qué según el Método Vincular
Cuadro
de situación actual
La
gran ausente
Cómo
diseñar y encarar una campaña integral de prevención de la Covid 19
Conclusión
Bibliografía
Introducción
Ya a mediados de abril de este 2021 deberíamos quizá hablar de una "nueva pandemia", quizá no desde el punto de vista epidemiológico pero sí desde una perspectiva integral que conjuga lo cultural, lo social, lo político, lo psicológico y lo económico.
Entre el año pasado a esta altura y hoy se ha dado un salto cualitativo que se refleja en lo cuantitativo, y viceversa, un salto cuantitativo que se manifiesta en lo cualitativo, por eso vale calificar como "nueva pandemia" a la que está en curso.
Eso significa que lo que fue aplicable en 2020 no está claro que pueda serlo en este 2021.
Cuantitativamente saltamos de un pico el año pasado en alrededor de 16.000 a 18.000 casos diarios a casi 30.000 como se están dando hoy (y en ascenso).
Cualitativamente saltamos de un abordaje de la cuestión que por entonces era de inquietud pero con un balance de cierta estabilidad y de garantía de capacidad de respuesta por parte del sistema de salud a encontrarnos hoy ante el precipicio: alarma y desesperación en gobernantes, dirigencias y expertos, colapso sanitario, incapacidad o dificultades serias para la toma de decisiones drásticas ya que después de un año después restricciones y junto con eso, de retraso educativo, de caída de la economía, de aumento desmedido de la pobreza y otros malestares y frustraciones todo induce a una suerte de desmadre. Además, una pregunta lacerante circula de manera más o menos evidente, más o menos consciente: ¿de qué sirvió tanto cuidado, tanta prevención si inexorablemente vinimos a parar a este cuadro desvastador?
Toda una campaña más patogénica que el propio coronavirus se desató sobre nuestro país, y también otras latitudes, tanto próximas como lejanas: tiene por objeto socavar la credibilidad en las decisiones políticas, en la ciencia, en los sistemas de salud, en las vacunas y en las medidas de prevención y, desde luego, en las cuarentenas.
Equivocadamente, insólitamente, incluso absurdamente, gobernantes y expertos asignan el grave cuadro de situación, el avance de la pandemia a la falta de "responsabilidad individual".
Mal diagnóstico, inconcebible, propio de visiones limitadísimas. Por empezar, "individuo" es una noción arcaica. Con uno de los postulados que incluyo entre los que se basa mi creación, el Método Vincular, afirmo que una persona es la síntesis de una pluralidad de sujetos.
Con tal axioma estoy señalando que el supuesto "individuo" esta dividido y es divisible a niveles inimaginables. En concreto, eso significa que una persona está continuamente en tensión por los diversos roles que asume y los conflictos, intrapersonales e interpersonales que afronta. como por ejemplo entre su rol de trabajador, su rol de madre o de padre, de hija o hijo, de militante, de amiga o amigo, etc. Esos múltiples papeles que presuponen numerosas pertenencias hacen que se torne difícil tomar decisiones solamente en base a un desafío de lo real por más amenazante y hasta letal que sea éste, como es el caso de la pandemia galopante.
¿Cómo hace cada persona para decidir "responsablemente" cuando se encuentra tironeada por tantas exigencias procedentes de diversos frentes que debe afrontar? ¿Cómo hace cada persona para decidir según la caduca noción de "responsabilidad individual" cuando a su alrededor tantos y tantos se conducen de otra manera? ¿Cómo hace cada persona para implementar la prevención en todos sus aspectos cuando en sus propios lugares de trabajo la intiman a la concurrencia, cuando los medios de transporte público están sobrepasados, atestados, y cuando nadie ni en la vía pública ni en los distintos ámbitos controla si las medidas de precaución sanitarias se cumplen?
Lo de la "responsabilidad individual" es una falacia liberal decimonónica o, si se quiere, propia del país humanamente más atrasado del planeta, los EEUU de Washington.
Para contrarrestar, hasta donde es posible, el avance desenfrenado de la pandemia, se requiere de:
Conducción política, que con firmeza determine el qué hacer
Organización política, que coordine y gestione hasta el último rincón, en modo capilar, la implementación de las medidas; eso requiere algo que escasea y que escasea porque durante décadas se la fue destruyendo y se llama militancia.
No es irracional que la pandemia se politice, confundiendo política con partidismos o ejercicio del faccionalismo o la politiquería.
Se trata de que la Política esté al servicio, en este caso, de lograr que toda la nación, toda la población, todos los actores y sectores, concurran enérgicamente a frenar la pandemia.
Para eso se requiere también que gobernantes, expertos y referentes diversos, no se obsesionen únicamente con la capacidad del sistema de salud, lo cual vale, lo cual es pertinente y válido, pero insuficiente si no se pone también el acento en la preservación de la salud física y mental de cada una y cada uno, porque aún cuando los efectores sanitarios dieran abasto igualmente es preocupante que muchas personas enfermen y hasta mueran, aunque sobren respiradores y los trabajadores de salud puedan asistir. Suena a muy utilitario que todo esté puesto en si colapasa o no el sistema de salud, suena inclusive a inhumano.
Desde el principio quienes tienen responsabilidad de gobierno subestimaron a este patógeno. Además, algunos países, empezando por el nuestro, incurrieron en autobombo y comparaciones enojosas, demostrando que no tenían idea de cómo es esta pandemia y de cómo lo fue desde su comienzo, supuestamente en la ciudad china de Wuhan.
Ya en los últimos meses del año paso se excedieron en las expectativas acerca de las vacunas, sin advertir que la certificación, producción, distribución y aplicación masiva de las mismas suponía un desafío por demás extraordinario, ciclópeo y único, el primero de esa envergadura en la historia de la humanidad.
Además, con lo de la "responsabilidad individual" se pone más el acento en el contagio que en el coronavirus SARS Cov 2, el agente patógeno, el que infecta. Porque infecta el virus, no el contagiado. El contagiado es un portador, que habitualmente se enferma o muere, y por lo tanto es víctima, no causante.
Desde luego que no se puede responsabilizar al virus, un inerte que se activa al encontrar una célula huésped, pero sí se trata de que se sepa qué es, que se sepa que es infinitamente minúsculo, que es visible con la microscopía electrónica, que se sepa cómo se replica y cómo circula.
Salvo los expertos y algunos más o menos informados, todo indica que nadie termina de saber qué es un virus: por empezar gobernantes, periodistas, referentes, intelectuales famosos y demás impresionan como si tuvieran poca idea de qué es y cómo es este tipo de patógeno.
Hoy los gobiernos, incluyendo el local, cuentan con baja credibilidad o, al menos, no la suficiente como para manejar eficazmente la grave situación. Sin embargo, tienen que afrontarlo y resolver y deben hacerlo de tal manera que logren justamente confianza, credibilidad.
Para eso se requiere no sólo capacidad de persuasión y firmeza sino también coherencia y consistencia. No se puede incurrir en usar la palabra para afirmar lo que con el gesto o la conducta se niega. Se pide "responsabilidad individual" cuando hay formadores de opinión que niegan la pandemia, que rechazan las vacunas, que predican en contra de la prevención.
Se pide "responsabilidad individual" cuando los propios gobernantes y sus voceros, expertos y periodistas hasta hace días nomás afirmaban que ya estábamos en "el principio del fin de la pandemia". Es como para desorientar hasta al más centrado.
El electoralismo está contraindicado, la libertad de expresión llevada a niveles de delirio como está sucediendo es abiertamente insalubre, las encuestas son pésimos recursos que informan mal e insuficientemente, que frecuentemente llegan a conclusiones que lo real desmiente, como acaba de suceder, una vez más, con los resultados electorales en Ecuador.
La conducción y la organización políticas deben superar o decididamente descartar el electoralismo, la libertad de expresión y las encuestas. También deben desconocer la ilegal, ilegítima, delictiva, deuda externa sea con los buitres, sea con el FMI.
Los recursos se necesitan para asegurar que argentinas y argentinos cuenten con qué afrontar las limitaciones que las restricciones imponen y que afectan a los ingresos. Deben destinarse para disminuir drásticamente y en lo inmediato la pobreza, la indigencia, la miseria, el hambre, calamidades que, por otra parte, se ensañan con niñas, niños y adolescentes.
Así que hay mucho que revisar, mucho que desandar, mucho que invertir y mucho que encarar resueltamente para superar esta situación límite, ya a punto de tornarse devastadora.
Por
qué según el Método Vincular
El
propósito de este artículo es abordar la pandemia, ciertas problemáticas y
consecuencias preocupantes que acarrea, desde mi rol de consultor e
investigador social especializado en estrategia y comunicación con el fin de
proponer criterios y pautas para una campaña integral de prevención, una
acción de la mayor relevancia a todas luces ausente.
Corresponde
que, al analizar, encarar, profundizar en torno a una problemática, se deje en
claro con qué enfoque se lo hace.
Por
eso destaco en el título que me abocaré acá a tal cometido “según el
Método Vincular”, mi creación más difundida. En la medida que avance en
la elaboración de este artículo apelaré también a otras conceptualizaciones de
mi autoría.
Lectoras
y lectores pueden tomar conocimiento del Método Vincular a través de mi libro Método
Vincular. El valor de la estrategia (Eds. Cooperativas de Bs. As, 2002) y,
también, por medio de artículos en publicaciones especializadas, así como en rubenrojasbreu.blogspot.com,
sitio en el cual en los últimos años di a conocer actualizaciones y
ampliaciones sobre tal producción de mi autoría, el MV.
Aquí,
en este punto introductorio, sólo informo que el Método Vincular funda
una ciencia que tiene por objeto la interacción social en todas las áreas de la
actividad humana. Se ubica en el amplio campo de las Ciencias de lo
Humano y la totalidad de esta creación se basa en:
Las
numerosas investigaciones sobre comportamientos sociales en todas las áreas que
he llevado a cabo a lo largo de décadas
Las
teorías más probadas y confiables de las Ciencias de lo Humano (antropología,
sociología, semiología, psicología, psicoanálisis, economía política, etc.).
Entre
las áreas en las que he aplicado y aplico el MV, menciono la social propiamente
dicha, la cultural, la política, la educacional, la sanitaria, la comercial.
Tomaré
en cuenta, especialmente, algunos de los desarrollos de alta complejidad
derivados del MV: la Segmentación por Vínculos, la Matriz de Posicionamientos
Vinculares y la Teoría de la Comunicación (según el MV)
Queda
claro que todo lo que aquí desarrolle lo hago ajustándome a mi rol ya enunciado
en el primer párrafo de este punto inicial, de esta especie de introducción.
Dicho de otro modo, no me inmiscuiré en lo que escapa a mi incumbencia – la
infectocontagiosa en cuestión y el patógeno - ya que no soy biólogo, ni
biotecnólogo, ni virólogo, ni infectólogo, ni epidemiólogo, ni sanitarista, ni
médico ni enfermero ni kinesiólogo.
Las
referencias que haga, las que necesariamente deberé hacer sobre la pandemia, sobre
la Covid 19 y sobre el agente patógeno que la causa, se basan en material
publicado accesible a todo lego en biología y medicina, así como a intercambios
que he tenido con biólogos, biotecnólogos y médicos tanto de nuestro país como
de Europa.
De
modo tal que en este artículo el norte está puesto en cómo diseñar y
plasmar una campaña integral de prevención, para lo cual habré de
incursionar en temáticas concurrentes con el fin de fundamentar los criterios y
pautas a tener en cuenta para dicha deseable campaña.
Cuadro
de situación actual
La
pandemia se encuentra en pleno curso en todo el planeta, pese a los avances e
inicios de aplicación de las bienvenidas vacunas.
No
sólo está en pleno curso, sino que aquí, en nuestro país, la Argentina, del
mismo modo que en otras latitudes, se halla en expansión en modo estallido.
Esa
expansión desconcierta, inquieta y hasta sumerge en la impotencia a
gobernantes, dirigencias, expertos, medios de comunicación, decisores en
general de los más variados ámbitos.
Por
supuesto, frena o altera la vida habitual, la vida conocida de todas las
sociedades, con repercusiones indeseables no sólo en la salud sino también en
la cultura, la política, la geopolítica, la educación, lo laboral, la economía
y todo cuanto involucra a la Humanidad. Como agravante de inmensurable magnitud,
en todo el mundo, profesionales y trabajadores de la salud están agobiados, al
borde del extremo agotamiento, esforzándose al límite.
A
eso se suma que la pandemia ha generado más pobreza, más miseria y agudizó la
brecha entre
el
minúsculo número de concentradores de poder y de riqueza
versus
la
casi totalidad de la población mundial.
Esa
brecha en la Argentina se traduce en que el uno por ciento, más privilegiado, sumó
riqueza en niveles descomunales desde el inicio de la pandemia y casi el
noventa por ciento se empobreció, con lo cual la pobreza afecta con certeza al
sesenta por ciento de la población y el cincuenta por ciento de niñas y niños
sufre el hambre.
Este
dramático cuadro de situación hay que tenerlo en cuenta porque es determinante
para saber en qué condiciones hay que encarar una campaña integral de
prevención.
Por
otra parte, no existe conocimiento acabado sobre el coronavirus, el SARS Cov 2,
aun cuando mucho parece haberse avanzado al respecto en poco más de un año,
según difunden los científicos especializados y profesionales de la salud.
Tampoco, por supuesto, se cuenta con un saber idealmente seguro y pleno acerca
de cómo se produjo la transmisión del virus a humanos ni sobre cómo cursa con
la mayor exactitud el cuadro patológico ni tampoco sobre sus secuelas, al punto
que a diario se detectan síntomas novedosos y consecuencias sorprendentes sobre
pacientes y convalecientes.
Sobrevenida
la pandemia, el planeta:
Se
demoró en prevenir y responder, incluyendo idas y venidas de la OMS y otros
organismos internacionales y, por supuesto, de cada país
Se
afrontó con recursos conocidos, con recursos ya experimentados con otras
epidemias y pandemias, que a poco andar se demostraron insuficientes,
abiertamente ineficaces y hasta contraproducentes.
Se
encaró algo casi totalmente desconocido con concepciones, criterios, políticas
y recursos conocidos.
Al
mismo tiempo, y como es esperable, gobiernos, dirigencias, factores de poder,
medios de comunicación y poblaciones:
“politizaron”
generándose antagonismos varios, como la adhesión versus la oposición a las
medidas de prevención y, particularmente, a las cuarentenas,
recayeron
en el “pensamiento mágico” ya sea apelando a las divinidades, ya sea
recurriendo a búsquedas de curas milagrosas a menudo de alto riesgo o tóxicas,
como está sucediendo en la Argentina con el dióxido de cloro y otras sustancias,
se
generó negacionismo en gran parte de gobernantes, referentes y partes de las
poblaciones y renegación – concepto psicoanalítico – también entre numerosos
actores, sectores y población en general.
En
variados artículos, publicados en rubenrojasbreuelaula.blogspot.com,
describo en profundidad sobre lo antedicho, comenzando por el primero de ellos
consistente en un análisis en profundidad de la película surcoreana Virus.
De
tal manera, con esta somera descripción doy por concluido este punto a fin de
no extenderme ni abusar de la paciencia de la lectora y del lector, quienes son
seguramente conscientes del dramático estado de cosas.
La
gran ausente
A la
vista de cómo se propaga el coronavirus puede deducirse que las políticas de
prevención tuvieron resultados insuficientes.
Sin
ninguna duda las normas de prevención tales como
- El
confinamiento y las restricciones para la circulación
- El
distanciamiento entre personas o entre cuerpos,
- El
uso de barbijos, cubre nariz-bocas o mascarillas,
- El
lavado constante de manos y el uso de desinfectantes tales como el alcohol en
gel
- La
sanitización de ambientes, superficies y utensilios
- La
evitación de lugares cerrados y el estímulo para la ventilación y para moverse,
restringidamente, en espacios abiertos
- La
indicación de no compartir boca a boca bebidas y comidas, en nuestras latitudes
particularmente inhibirse de la tradicional mateada
constituyen
acertadas medidas de preservación que deberían practicarse persistente y
“obsesivamente”.
No
obstante, pese a la difusión de tales normas de prevención, las cosas no
funcionaron, hasta ahora, como cabría esperar.
Mi
hipótesis para dar cuenta de tal déficit es que en ningún lugar del mundo se
implementó una debidamente diseñada, sustentablemente encarada, campaña
integral de prevención en el marco de una Política con su debida estrategia.
En
nuestro país, además, desde el gobierno se incurrió en desaciertos tales como
la renegación inicial, la tardía clausura de las fronteras (sobre todo, las
aeroportuarias), la exageración prematura y desmedida, el “autobombo” en torno
a la eficacia con se había encarado la prevención llegando a exaltar a la
Argentina como país ejemplar, los mensajes contradictorios, actualmente la
desmesura y apresuramiento acerca de la vacuna, cuando todavía recién se está
en pañales, las insistentes y equivocadas invocaciones acerca de que gracias a
tal medicación preventiva estamos en el “principio del fin de la pandemia”,
etc.
A
eso hay que agregar los comportamientos erráticos, maliciosos y las
informaciones ficticias que se divulgan por todos los medios de comunicación,
la prédica y la actividad irresponsable de los anticuarentena, el negacionismo
en torno a la existencia del virus, la oposición o la desconfianza hacia las
vacunas.
La
reiteración machacona de las normas de prevención junto con la culpógena
atribución de irresponsabilidad a sectores de la población, actualmente sobre
todo a los jóvenes, es desacertada y contraproducente.
Algo
está mal en la raíz, algo está mal pensado, algo está insuficientemente tenido
en cuenta, algo está mal hecho.
De
modo tal que la gran ausente es una campaña integral de prevención.
Dejo
en claro que un conjunto de avisos de paupérrima calidad y nula eficacia
englobados bajo la denominación “Practiquemos la Cuidadanía”, no se
acercan ni por asomo a una campaña integral de prevención, ni siquiera
conforman una acción comunicacional mínimamente direccionada.
Por
el contrario, ese conjunto de avisos agrega confusión, genera irritación,
induce a decodificaciones contraproducentes y, en todo caso, únicamente
refuerza los prejuicios de quienes adhieren a la concepción tanto explícita
como tácita en la que se basan. Ya publiqué una crítica a fondo de tales avisos
en rubenrojasbreuelaula.blogspot.com en un artículo cuyo título es “Cuidadanía”:
una campaña de prevención de la Covid 19 que acumula descuidos.
Cómo
diseñar y encarar una campaña integral de prevención de la Covid 19
I.
Una campaña integral de prevención es
una cuestión de Estado
Así como otras estratégicas áreas que
hacen a una nación y a su pueblo, la Salud Pública es una cuestión de Estado.
Por lo tanto, y cuánto más, lo es una
campaña integral de prevención de una pandemia en pleno curso.
Una pandemia, esta pandemia, afecta no
solamente a la salud de nuestros cuarenta y cinco millones de habitantes, sino
también a la cultura, la educación, el trabajo y condiciones laborales, las
relaciones exteriores y la economía.
Todo está profundamente alterado por la
pandemia de la Covid 19 cuyo patógeno causante es el coronavirus SARS Cov 2.
Por lo tanto, cuanto tenga que ver
acerca de cómo afrontar a la pandemia no es únicamente competencia de un
gobierno o del Poder Ejecutivo, sino de la totalidad de los tres poderes
formales, de la totalidad de las organizaciones políticas, de los gremios, de
las organizaciones de la sociedad civil, de la totalidad de los actores y
sectores, de la totalidad de la población.
Como el objeto de este artículo es el de
proponer criterios y pautas para el diseño e implementación de una CAMPAÑA
INTEGRAL DE PREVENCIÓN de la Covid 19 me atendré al punto señalando que la
misma debería estar a cargo de una Dirección autónoma, de un área
específica,
en la que estén representados todos los
arriba enunciados, todos los actores y sectores
y en la que en la dirección misma o
coordinación tengan un rol protagónico especialistas altamente
profesionalizados y experimentados en Comunicación.
Eso no existe hoy y es un déficit,
notorio acá y en el planeta. Ese déficit se incrementa en gravedad cuando a
cargo de la comunicación en torno a la pandemia se encuentran, oficialmente,
organizaciones y personas no calificadas. Aclaro que este déficit es evidente
en todo el planeta, con alguna que otra excepción.
II.
Objetivos de la campaña integral de
prevención
En mi libro Método Vincular. El valor
de la estrategia y en publicaciones especializadas en distintos medios, así
como en mis blogs reiteradamente me refiero a qué entender por Objetivos, según
el MV.
En mi libro, las partes IV. Estrategia y
V. Comunicación dan cuenta de tal temática en profundidad.
Los Objetivos Estratégicos se dan
siempre en dirección al afuera de las organizaciones, desde las naciones hasta
las familias. De tal manera, tienen siempre una impronta exogámica y se definen
desde la Secundarización, uno de los conceptos cardinales del Método Vincular.
A los Objetivos Estratégicos
se subordinan los Comunicacionales. Dicho de otra manera, los Objetivos
Comunicacionales se formulan sobre la base de los Estratégicos.
Una diferenciación básica a
tener en cuenta es entre la Comunicación propiamente dicha y lo que he acuñado
como Comunicación Dirigida.
La Comunicación como tal es constitutiva
y omnipresente para el humano, es como el agua para el pez: vivimos, “nadamos y
respiramos” inmersos en la comunicación. Como señala el austríaco Watzlawick
“es imposible no comunicarse” o en mis términos “la comunicación es
constitutiva de la especie humana”, desde su nacimiento como especie y desde la
gestación de cada humano.
La Comunicación Dirigida es
la que asume una conducción o ente decisor sobre la base de la especialización
y profesionalización con el fin de plasmar los Objetivos Comunicacionales,
derivados de los Estratégicos.
De tal manera y de aquí en más, nos
centraremos en la Comunicación Dirigida, en este caso adoptando como campo de
aplicación a la prevención sanitaria.
Veremos qué Objetivos
Estratégicos y qué Objetivos Comunicacionales cabe definir para la CAMPAÑA
INTEGRAL DE PREVENCIÓN de la Covid 19.
Los Objetivos Estratégicos
se inspiran en el Posicionamiento Vincular Constructivo,
resultante del entrecruzamiento de la Secundarización y la Dimensión
Significado en la Matriz de Posicionamientos Vinculares.
De acuerdo a tal Posicionamiento
Vincular, los Objetivos Estratégicos deberían ser:
- Fomentar la Secundarización, lo cual
supone la diferenciación Yo-Nosotros-Otros-Lo Otro, privilegiando lo real, lo
que se debe conocer, desechando lo ilusorio, el “relato” y la demagogia.
- Promover la proyección exogámica, lo
cual implica impulsar la interacción con los otros diferenciados tanto a nivel
local como a nivel nacional e internacional: “saber más del propio país y del
mundo” y buscar trascender, todo lo cual equivale a salir del propio mundillo,
superar la creencia de que todo se reduce a lo ya conocido.
- Estimular la valoración de la Ciencia,
de las ciencias en particular y del conocimiento científico
- Ídem respecto de la Cultura y los
intercambios culturales
- Ídem acerca de la cultura y organización
políticas y el compromiso social
- Apoyar y mejorar la educación
- Aumentar significativamente el interés
por el desarrollo y el bienestar colectivo, concientizando al mismo tiempo
sobre el atraso y la pobreza y así elevando las aspiraciones de la población,
de los distintos actores y sectores.
- Potenciar en todos los sentidos la salud
enfocada en toda su complejidad, superando la creencia de que la misma es mera
ausencia de enfermedad.
El logro de tales Objetivos Estratégicos
haría que quienes gobiernen, dirijan, así como la población en general
afrontasen notoriamente en mejores condiciones a la pandemia.
Actualmente, tales Objetivos
Estratégicos parecen lejanos o de imposible concreción. No obstante, son un
imperativo.
Naciones y poblaciones en
infradesarrollo, con limitaciones severas en salud y educación,
naciones y poblaciones pobres,
inconscientes del atraso en que se hallan, con predominio descomunal de
tendencias endogámicas y proclividad a encerrarse entre paredes y grupos de
pertenencia limitados,
están en condiciones por demás
insuficientes para afrontar una pandemia, así como otras calamidades.
Desde luego, tampoco pueden encarar y
plasmar un proyecto de liberación y realización, de bienestar generalizado y de
justicia integralmente considerada.
Todo lo antedicho supone, intrínseca y
fundamentalmente, que la Secundarización y, por lo tanto, el Posicionamiento
Vincular Constructivo implican la articulación Ley – Deseo.
La articulación Ley-Deseo es de extrema
complejidad por lo cual exponerla acá supondría desmesura y, por ende, agobio
para la lectora o el lector, así que remito a las publicaciones de mi autoría
sobre el tema.
La Ley y
el conjunto inacabable y en permanente modificación de leyes, derivadas siempre
de la Ley como matriz, no se circunscribe a lo jurídico, sino que abarca -y
abarcan- la totalidad de las regularidades conceptualizadas que dan cuenta del
comportamiento de lo Natural y de lo Humano.
El Deseo es
la interacción entre la aspiración a dominar, lo cual se asocia obviamente con
el Poder, y la vivencia de plenitud o materialización viable de la imagen
idealizada de sí.
Según Hegel, el deseo es siempre deseo
de otro deseo y no deseo de una cosa, lo cual se inscribe, y
hasta cierto punto, en la interacción entre organizaciones, grupos, personas.
Por lo tanto, el afán de dominio
articulado con la concreción de la imagen idealizada de sí son únicamente fines
que determinan las conductas, ya que por definición son inalcanzables.
Esto significa que toda política,
gobierno, estrategia y campaña deben tomar lo antedicho como premisa.
Quienes tienen a su cargo
gobernar, diseñar y aplicar políticas, elaborar estrategias y encarar una
campaña de prevención deben encontrar la vinculación exitosa entre el poder y
la aspiración a la imagen ideal de sí, conduciendo hacia
la satisfacción en el marco de lo real, y en los términos de tal vinculación, a
la totalidad de los actores, sectores y la población.
Esto supondrá que una
campaña de prevención deberá asegurar:
Que tanto quienes están a su cargo como
aquellos a quienes se dirige logren, al mismo tiempo, percibir que suman poder
y que se acercan a su imagen idealizada de sí.
Dicho a través de lo contrario, ni
quienes diseñen e implementen una campaña ni quienes sean sus activos
destinatarios pueden sentir que tal campaña los signe como incapaces e
impotentes ni tampoco que sus aspiraciones a acercarse a su ideal de sí son
inviables.
Otro requisito primordial concurrente
con lo antedicho, es que una campaña debe apuntar a la modificación de
conductas, logrando que comportamientos imprudentes sean sustituidos por
los que preservan.
Esto también es consistente con la doble
implicación Ley – Deseo, ya que la Ley (y el conjunto de las leyes que,
incluidas en las Ciencias de lo Natural y de lo Humano, con las jurídicas como
una parte más) tiene como su objeto a las conductas. El Deseo (y cada deseo en
particular) se expresa únicamente a través de las conductas.
Dicho con claridad, una
campaña no tiene jamás o no puede tener por objeto cambiar a las personas, a
sus supuestos “modos de ser”, desvío y desvarío sustancialista, sino reemplazar
comportamientos.
Reiterando, cuando se trata de prevenir
la propagación de un patógeno la finalidad es que la campaña de prevención
contribuya a suplir hábitos, usos, costumbres, procederes y acciones desacertados
o desacertadas, temerarios o temerarias, de descuido por un
conjunto sistematizado de conductas apropiadas, conscientes y de preservación:
más aún, conductas que tengan por objeto propiciar y aportar al bienestar
general, incluyendo como un capítulo ineludible a la salud.
La campaña “Practiquemos la Cuidadanía”
descuida y omite tales premisas, toda vez que conduce a
suponer, consciente e inconscientemente que:
los responsables de la campaña,
empezando por el gobierno nacional, se revelan impotentes y se resignan a no
concretar sus aspiraciones de idealización. En tal campaña todo lo que puede
hacer el personaje protagónico, representante de los responsables de la misma,
es resistir,
los destinatarios son caracterizados
como incapaces (= “gilada”) y como indeseables, como antítesis de lo que sería
esperable como imagen ideal de sí.
De tal manera, esta fallida acción
comunicacional, a la cual llamar campaña es sobreestimarla, recae también en la
arrogancia de tratar de transformar personas y grupos en lugar de lo adecuado
que sería impulsar la sustitución de conductas.
Abordo el conjunto de avisos “Practiquemos
la Cuidadanía” sólo con fines didácticos para que se comprenda mejor lo que expongo
y lo que sí es trascendente: cómo encarar una campaña de prevención.
Hay otra cuestión definitivamente
axiomática a contemplar con toda rigurosidad al diseñar una campaña de
prevención: la heterogeneidad de actores, de sectores y de la
población.
Tal heterogeneidad contiene a la
totalidad de las variables coexistentes, interactuantes, coincidentes y
contrapuestas que atraviesan a la totalidad de las dimensiones del nivel de
integración humano: lo cultural, lo ideológico, lo social, lo político, lo psicológico,
lo económico.
Se debe partir de la heterogeneidad, de
la diversidad y nunca de la homogeneidad o la uniformidad, lo cual, con más
razón, obliga a investigar científicamente a las potenciales audiencias,
reconocer su Segmentación por Vínculos.
Desde ya, la campaña “Practiquemos la Cuidadanía”
también omitió tal base axiomática y consideró a la audiencia como uniforme. Al
hacerlo, incurrió en asociarse con uno y sólo uno de los segmentos, para el
cual sólo tuvo de hecho finalidad catártica y, lo que es más grave, lo
predispuso o alentó a ubicarse como censor en vez de orientarlo para que asuma
activamente el rol de agente de prevención.
Encuadrados en los Objetivos
Estratégicos, se determinan los Objetivos Comunicacionales,
teniendo en cuenta que, desde el punto de vista del Método Vincular, toda
comunicación se da entre comunicandos.
Superando el esquema jakobsoniano
emisor-receptor, como si tales términos supusieran un anunciante activo, el
responsable de la campaña, y un destinatario pasivo, la audiencia, el MV, mi
creación, establece que ambos son activos, interactivos.
Anunciante y audiencia son,
al mismo tiempo, simultáneamente, emisores y receptores.
Esto quiere decir que el anunciante se dirige a una “contraparte” que
decodificará según sus códigos y responderá según lo que haya interpretado;
quiere decir también que el anunciante, sea consciente o no, elabora su campaña
sobre la base de considerar un actor a la audiencia, de considerar a ésta un partenaire
que participa activamente en el diseño y producción de toda esa complejidad en
la que consiste una acción comunicacional que tiene por objeto la prevención.
Los Objetivos
Comunicacionales son de dos categorías entrelazadas:
Genéricos, que
son comunes a toda campaña comunicacional, publicitaria, propagandística o de
prevención.
Son tres, a saber,
- Dirección,
referido a que la campaña refleje claramente el Posicionamiento Vincular
establecido, el Constructivo en este caso, y de tal manera que logre predisponer
positivamente y que influya para la modificación de los comportamientos
colectivos en el sentido previsto.
- Impacto,
síntesis entre identificación y descentración, implica que los destinatarios encuentren
que la campaña los incluye, los representa y, a la vez, les plantea algo que
los sorprende, los moviliza, los pone en contacto con algo desconocido y
relevante.
- Proyección en un campo comunicacional es la aptitud para
garantizar óptima vigencia y óptimo alcance.
Específicos,
los propios de la campaña en cuestión, en este caso la diseñada para la
prevención de la Covid 19.
Son los siguientes:
- Orientar, instruir y advertir sobre la
suma importancia de prevenirse de la Covid 19 evitando la propagación del
coronavirus SARS Cov 2
- Señalar enfáticamente a tal coronavirus
como el causante y hacerlo conocer en profundidad, tanto acerca de sus
características como de su modo de transmisión y comportamiento
- Esclarecer acerca de cómo se produce el
contagio entre las personas, dejando en claro que dicho contagio es
consecuencia de lo determinante, la infección. Debe quedar muy claro que la
infección es porque el coronavirus ingresa a un organismo humano que pasa a ser
su huésped y en él se replica y multiplica.
Al proliferar, con sólo respirar, hablar
y, desde luego con más intensidad, estornudar o toser, un aluvión de
coronavirus es expelido y a través del aire, cercanía mediante, pasar de la
persona infectada a la sana, contaminándola.
Lo antedicho además debe estar encuadrado
e inspirarse en lo detallado acerca de los Objetivos Estratégicos y la
caracterización del PV Constructivo.
Ninguna campaña, al menos con la
suficiente elocuencia, muestra lo antedicho. Todas, “Practiquemos la Cuidadanía”
entre ellas, incurren en el equívoco de poner todo el acento en el contagio
olvidando la infección.
En resumen, es de vital
importancia diferenciar infección de contagio. Es de vital importancia
revelar que infecta el virus y que el huésped lo transmite.
Es de vital importancia hacer saber en
profundidad qué es y cómo se comporta el coronavirus y, articular ese
conocimiento, con una consecuencia evitable, el contagio.
Cometen el grave error,
entre otros, de hacer suponer que el causante es la persona infectada en vez
del virus, el error de sustituir al patógeno por el huésped. El huésped está
enfermo o es un inocente portador.
Para que el huésped y el que corre
riesgo de infectarse asuman la responsabilidad deben saber primero que eso se
debe a la acción del patógeno y no a las malas intenciones ni solamente a la
desaprensión.
III.
Obstáculos a considerar
Toda
campaña de prevención tiene que sortear una variedad de obstáculos y un número
elevado de éstos. Esta afirmación tiene carácter de premisa.
Una
campaña de prevención debe pensarse sabiendo con la mayor profundidad cuáles
son los obstáculos, a fin de que pueda lograr lo que se propone.
Quienes
estén a cargo de una campaña de prevención deben conocerlos en profundidad y en
todo su despliegue, en todo su espectro, en toda su magnitud.
Sólo
la investigación social cualitativa epistemológicamente sustentable, basada en
mi creación el Método Vincular, tiene la aptitud para detectar los obstáculos
en toda su gama, su extensión y su profundidad.
Los
típicos instrumentos de la manipulación en boga, tales como los mal llamados
“focus groups” y las encuestas no sólo NO son aptos, sino que potencian tales
obstáculos o generan otros; son, usando una categoría propia de la medicina,
iatrogénicos (o yatrogénicos como le gusta a la RAE).
Las
políticas decididas en casi todo el planeta y, por lo tanto, las campañas, se basaron
desacertadamente en el Posicionamiento Vincular Dominancial (EEUU de
Washington, Brasil, Suecia) o en el Posicionamiento Vincular Doméstico
(distintos países del planeta y particularmente muchos latinoamericanos, la
Argentina entre ellos).
Al
adoptar tales Posicionamientos, a los propios de cada comunidad ante lo
desconocido, gobernantes, dirigentes, medios, intelectuales y expertos sumaron
obstáculos epistemológicos y conductuales variados, generaron “iatrogenia”
cultural, indujeron a la circulación de noticias falsas, favorecieron
prejuicios, impulsaron a maniqueísmo y a antagonismos artificiosos y estériles,
etc.
Para
que una campaña de prevención cumpla su cometido debe contemplar en su
elaboración, obstáculos a tener en cuenta y a superar.
A continuación,
sin pretensión de exhaustividad, se enuncian varios de tales obstáculos a
sortear.
Obstáculos
geopolíticos
Están
originados en la competencia prácticamente desaforada que se da entre las
potencias dominantes en todos los terrenos y, particularmente, en la llamada
“guerra de las vacunas”. Asimismo, esa nueva versión de la otrora denominada
“guerra fría” incluye la difusión de noticias falsas con efectos catastróficos.
A la
vez, la Argentina como toda América Latina, África y, en general, los países
del llamado Tercer Mundo se encuentran en clara desventaja en todos los
aspectos, siendo sobre todo afectados al momento de la distribución de las
vacunas.
Obstáculos
políticos
Se
dan en el plano interno, siendo algunos propios u originales de nuestro país y
otros similares a tendencias y comportamientos colectivos que se dan en las
distintas latitudes.
Particularmente,
se destacan las acciones que aprovechando maliciosamente la situación de
pandemia buscan réditos partidarios o de facción, tanto por parte del
oficialismo como de la oposición y diversos actores y sectores que se cobijan
bajo un supuesto paraguas neutral.
Por
el lado del gobierno y del oficialismo en general se ha incurrido desde el
comienzo de la pandemia en la autoalabanza, en comparaciones enojosas con otros
países, en aseverar precozmente que la pandemia estaba controlada, todo lo cual
sin duda contribuyó tanto al relajamiento como a fomentar hasta niveles
extremos la acción desmedida de opositores.
Por
el lado de la oposición y de quienes se pretenden neutrales o “apolíticos” hay
sistemático boicot a las medidas de prevención, fomento de las posiciones
anticuarentena e incluso de negacionismo con respecto al patógeno, apelaciones
injustificadas, impropias y reveladoras de una supina ignorancia en torno a las
libertades personales, de expresión, etc.
Se
dio y se da así un conjunto de comportamientos de gobernantes, dirigencias,
factores de poder que rayan en la irresponsabilidad, el desacierto, la
inconsciencia o la intencionalidad perversa.
Obstáculos
Epistemológicos:
Principalmente,
el desconocimiento acerca de qué es un virus y, por lo tanto, qué es y cómo es
el coronavirus SARS Cov 2 causante de la Covid 19.
Por
empezar, distintos actores y sectores, formadores de opinión y población en
general ignoran que el virus en cuestión mide 70 nanómetros, o sea, 70
millonésimas de milímetro. Es decir, es mil millones de veces más pequeño que
un insecto como el llamado “vaquita de San Antonio” o que una mosquita. Puede
suponerse así cuántos millones de estos virus puede llegar a contener una
gotita de saliva o de fluido nasal expelido al ambiente por alguien infectado.
Esta
ignorancia propició la confusión entre infección y contagio.
Lo
que infecta es el virus y el contagio es una consecuencia.
Se
generaron condiciones para que tal confusión prosperara con toda su carga
negativa e insalubre, ya que terminó poniendo y sigue colocando todo el peso de
la enfermedad en el huésped, en la persona infectada, omitiendo al virus. Es
una concepción oscurantista que remite en última instancia a la creencia en la
posesión demoníaca: el enfermo es portador o vicario de Lucifer o Luzbel y debe
ser tratado, maltratado, como los leprosos en la Antigüedad.
Tan
desafortunado fue el enfoque que se llegó a aplicar el calificativo de
“sospechosos” cayendo en la redada el infectado, el que se suponía podría serlo
y todo trabajador de la salud.
Tal
obstáculo se apoya en otro de mayor envergadura y que está en la base del
desconocimiento: la resistencia a la Ciencia.
Pese
a la llamada modernidad, el oscurantismo mantuvo y mantiene su vigencia y su
“virulencia”.
El
oscurantismo hace pareja con el pensamiento mágico basado en la omnipotencia de
las ideas, de las palabras, las panaceas y las expectativas mesiánicas.
Las
expectativas mesiánicas también se depositaron en la vacuna, dicho esto sin
desconocer en absoluto que estas medicaciones destinadas a la inmunidad deben
ser muy bienvenidas.
Así
que lo mesiánico no tiene nada que ver con la vacuna como tal sino con una
expectativa desmesurada en lo milagroso que indujo al descuido, a que solamente
la noticia de la bien llegada es suficiente resguardo, con la relajación y
abandono consiguientes.
Esos
obstáculos, desconocimiento, oposición al conocimiento científico, oscurantismo
y pensamiento mágico llevaron a tratar al coronavirus como “enemigo invisible”
y a la insensatez de que se trata de encarar una guerra contra el patógeno. La
guerra es un modo extremo de resolver conflictos que se da únicamente entre
humanos; por algo Clausewitz la definió como “la continuación de la Política
por otros medios”. La de enemigo también es una categoría que sólo se aplica a
los humanos; ninguna de las acepciones del diccionario de la RAE acerca de ese
vocablo incluye una especie animal ni vegetal.
Lo
de “guerra contra un enemigo invisible” lleva finalmente a la hostilidad entre
humanos, como sucedió con los ataques a trabajadores de la salud y a personas
infectadas o presuntamente infectadas.
Además,
todo virus y este coronavirus también, son visibles si se lo observa con
microscopía electrónica de última generación, e incluso de versiones hoy ya
descartadas de tal tipo de tecnología.
Como
señala Bachelard, un obstáculo epistemológico se traduce en creencias que
sustituyen lo que debería pensarse, creencias que inhiben el acceso a conceptos
científicamente sustentables.
Al
darse todo ese conjunto de obstáculos epistemológicos o de creencias
oscurantistas también se genera la resistencia a la labor profesional, a la
labor de la medicina en todas sus especialidades (labor de médicos, enfermeros,
kinesiólogos, bioquímicos, farmacéuticos, etc.).
También
la expresión “aislamiento social” constituye un grave y contraproducente
obstáculo epistemológico ya que el humano es intrínsecamente social, aún cuando
viva confinado o en extrema soledad, aún cuando está recluido en un calabozo,
en la celda de un monasterio o en una cueva.
El
humano tiene incorporado lo social y se conduce siempre socialmente. Además,
hoy en día, en la soledad del hogar se encuentra vinculado a sus entornos y al
mundo gracias a los medios de comunicación desde la televisión, la radio y
distintas plataformas hasta las redes virtuales, portales, correo electrónico,
telefonía, etc.
Lo
que mal se denominó “aislamiento social” debe llamarse distanciamiento entre
personas o cuerpos y confinamiento o encierro o reclusión personal o alguna
expresión equivalente. En todo caso, sería más adecuado hablar de “aislamiento
personal” o de “aislamiento en el hogar”.
Esto
se hace más palpable e inquietante cuando se trata de barrios y villas en las
cuales el hacinamiento es lo habitual, pobreza y decadencia mediante, tan
extremas en nuestro país.
Desde
ya se dan más obstáculos epistemológicos, pero creo que en lo expuesto están
consignados los más relevantes.
Obstáculos
socio-culturales
Tratándose
de los humanos, todo es socio-cultural, pero a falta de una expresión más
precisa y, al mismo tiempo, concisa, nos referiremos a los “obstáculos
socio-culturales” entendidos como propios de la interacción entre
organizaciones, grupos y personas.
Los
más relevantes de estos obstáculos tienen su génesis en la Primarización según
el Método Vincular, la cual implica la proclividad a las tendencias endogámicas
y a la indiferenciación yo-nosotros-otros-lo otro.
En
mis publicaciones, mi libro Método Vincular. El valor de la estrategia y
en rubenrojasbreu.blogpot.com se puede hallar la descripción pormenorizada y en
profundidad del concepto “Primarización”.
Ya
los mencionados obstáculos epistemológicos están determinados por la
Primarización y las configuraciones endogámicas; aquí describiremos otros más
vinculados a las interacciones que al conocimiento propiamente dicho.
Uno
de tales obstáculos es el de la tendencia a la polarización o al antagonismo por
el antagonismo mismo y, sobre todo, al que opone rígida y estereotipadamente el
deber ser versus el placer, las prohibiciones versus las
libertades. Esto se contrapone a lo ya expuesto acerca de la articulación
Ley-Deseo, propia de la Secundarización y dentro de la cual una campaña de
prevención debería enmarcarse.
Ese
tipo de antagonismo, finalmente estéril, limitativo y contraproducente, deriva
muy habitualmente en maniqueísmo, oponiendo buenos versus malos o,
como lo hace el conjunto de avisos “Practiquemos la Cuidadanía” ciudadanos
responsables versus “la gilada”, “los perejiles”, “nabos” y “marmotas”.
Otro
obstáculo ubicable acá es el de la circulación de noticias falsas sobre el
patógeno, el modo de transmisión y, fundamentalmente, supuestos remedios que
causaron toxicidad y muerte como el dióxido de cloro.
Se
suma la “politización” o, mejor dicho, la “partidización” o el faccionalismo,
lo cual llevó a posiciones emparentadas con un fanatismo que propició y
propicia la oposición cerril a las cuarentenas y otras medidas de prevención,
al negacionismo que postula que “el virus no existe” o que sólo genera un
resfriado común y silvestre, a instalar la creencia de que manos maléficas con
origen en China propagaron intencionalmente el patógeno o que, inclusive, el
mismo había sido fabricado.
Obstáculos
socio-psicológicos
Uno
de los más notorios es el referido por el Psicoanálisis y acuñado por Freud con
el nombre de renegación.
La
renegación es un mecanismo psíquico que interviene activamente en la
interacción social multiplicándose, potenciándose, consistente en negar la
percepción de algo que frustra, decepciona, asusta o genera dolor.
Específicamente Freud lo describió como el comportamiento por el cual se rehúsa
a aceptar una percepción traumatizante, prototípicamente la ausencia de pene en
la mujer, lo cual deriva en el temor a la castración en el varón y la
verificación dolorosa de la misma en aquélla.
Por
medio de la renegación se ignora tal percepción con lo cual se concluye
tempranamente que tal carencia no se da en la mujer, la desmentida o el
desmentir.
Dejando
a Freud, avancemos con la renegación – o la desmentida -ampliando su
significado y su alcance para asociar tal mecanismo defensivo de la psique – y
también de lo social en general – con el rechazo a aceptar que algo
desconocido y temible existe, realmente existe.
La
renegación no se circunscribe a la conciencia de una persona, sino que tiene
raíces inconscientes por un lado y se expande a través de las sociedades por
medio de las conductas o acciones colectivas.
La
renegación es al mismo tiempo psíquica, se da en la acción y se expande
comunitariamente.
El
coronavirus y lo más palpable, las consecuencias de hospedarse en humanos,
dando lugar a la enfermedad, incita a la renegación. Y no únicamente a esa
manifestación consciente “el virus no existe” pergeñada por el oscurantismo y
asumida por gran parte de la masa sino también a conducirse como si no
existiera aun por parte de gobiernos, corporaciones, organizaciones de toda
índole, grupos y personas, aún por parte de quienes a viva voz asumen que el
patógeno se instaló en nuestra especie y circula aceleradamente, enfermando y
matando a su paso.
Hay
que ver que el flamante coronavirus produjo toda una herida narcisística
a la Humanidad, parafraseando a Freud. Un casi no germen que se activa en el
cuerpo, tan minúsculo que lo hace inimaginable, es capaz de arrasar con la
ilusión de omnipotencia dañando severa e irreversiblemente.
Otro
obstáculo socio-psicológico es la tendencia a la depresión reactiva: la
conjunción de
el
temor a lo desconocido,
la
alteración de la vida considerada normal,
la
pérdida de sustentabilidad en los hábitos, usos y costumbres encarnados, la
suspensión de las actividades laborales,
la
imposibilidad de la recreación
y el
confinamiento de hecho generan las condiciones para este cuadro.
La
depresión reactiva fomenta la renegación y, a su vez, ésta se incrementa con
aquélla, dándose así una rara y patogénica simbiosis.
Un
tercer obstáculo de esta índole a considerar son las características propias de
las distintas etapas evolutivas, particularmente la infancia, la adolescencia y
la juventud temprana.
Aún
con modalidades y perfiles diferentes, cada una de esas etapas requiere
intensamente, existencialmente, de una vital interacción con otras y otros,
particularmente con pares.
En
niñas y niños por lo que supone la socialización, incluyendo el aprendizaje, el
juego compartido, la práctica deportiva, el vínculo con adultas y adultos
diferentes a las figuras parentales y a familiares, particularmente con
docentes.
En
la adolescencia el intercambio con pares conjuga el despertar y evolución de la
genitalidad con lo que trae consigo y es determinante: el tránsito de la
familia de crianza a la familia fundada.
Adolescencia
y juventud temprana se afirman, se identifican en esa transición: el de pasar
de la familia de la infancia, sea del tipo que ésta sea, a la familia fundada
propia, construida, a inaugurar y junto con tal acto recrear en su totalidad lo
social. Esto más allá de qué familia se trata, más allá de la orientación o
elección de género, más allá de que finalmente se funde una familia numerosa o
una pareja o un hogar unipersonal.
En
la adolescencia y juventud, con lo antedicho, concurre un acrecentamiento del
poder consistente con un salto cualitativo: a partir de la pubertad se
experimenta una transformación radical de la capacidad a la que llamamos poder,
capacidad que se da tanto en el plano de lo corporal con la consiguiente
modificación de la percepción del propio cuerpo como en el plano de la acción e
interacción y en el plano del pensamiento; la reversibilidad piagetiana se
completa, la inteligencia se revela en todo su alcance y profundidad y se
accede, finalmente, al pensamiento formal (Piaget) en todo su despliegue.
De
tal manera, la adolescencia y la juventud suponen una transformación integral
que atañe no sólo a la propia persona, sino a la interrelación con los otros y
lo otro y, también, con el mundo.
Toda
esa conjugación en la que simultáneamente se dan:
El
tránsito de la familia de crianza y el rol de hijo al de la familia fundada y
los roles de madre o padre,
Un
nuevo poder,
La
transformación cualitativa de la percepción del propio cuerpo, un nuevo patrón
para la acción y para la interacción más el acceso al pensamiento
formal,
hacen
que para adolescentes y jóvenes aislarse físicamente se torne un comportamiento
sumamente difícil de sobrellevar y que, más aún, está fuera de su idiosincrasia.
Obstáculos
por infraestructura tecnológica insuficiente
Hay
que tener en cuenta que la Argentina se encuentra atrasada y con severas
insuficiencias en lo relativo a infraestructura tecnológica.
Tal
atraso e insuficiencias se hacen patentes en áreas diversas atentando contra
los alcances y la factibilidad de implementación de lo que la campaña impulse.
Lo
antedicho, sin pretensión de exhaustividad, se hace patente en:
El
estado del sistema de salud
El
transporte
La
conectividad
La
vivienda, en particular el hacinamiento
Servicios
básicos tales como la provisión de agua, de energía eléctrica, de gas, redes
cloacales, etc.
El
estado de la educación pública, con deficiencias notorias que afectan a la
higiene y a la no contaminación en edificios de las instituciones educativas.
Medios
de comunicación masiva, con el agravante de que gran parte de los mismos,
particularmente los dominantes, predican contra las medidas de prevención,
contra las vacunas, falsean informaciones, etc., toda una maraña que la campaña
de prevención deberá sortear.
Todo
lo antedicho, todos los obstáculos a superar, debe ser tenido en
cuenta cuando se trata de diseñar, encarar y producir una campaña integral de
prevención.
IV. La
investigación social cualitativa como herramienta primordial
La
investigación social cualitativa es, según el Método Vincular, la herramienta
primordial para contar con el conocimiento que se requiere a manera de
plataforma para diseñar una Campaña Integral de Prevención.
Desde
luego, para el Método Vincular los llamados “focus groups” están descartados de
raíz como instrumento válido y confiable para la investigación social; igual
descalificación les cabe a las encuestas estándares, tanto las que se difunden
como las que se mantienen bajo reserva.
La
investigación social cualitativa según el Método Vincular es de alta
complejidad y responde a todos los requisitos epistemológicos.
El rol primordial que tiene la
investigación cualitativa en el Método Vincular reconoce distintos fundamentos
concurrentes:
} los análisis y las conclusiones
sobre la interacción social en todas las áreas de lo Humano, la determinación
de Posicionamientos Vinculares y la elaboración de estrategias y las
recomendaciones para su implementacion;
- que la totalidad de los
desarrollos conceptuales del Método tienen como una de sus fuentes las teorías
más probadas de las ciencias de lo humano y como otra de tales fuentes las
investigaciones cualitativas implementadas a lo largo de los años;
- la investigación cualitativa de
la interacción social sostiene y enriquece al Método Vincular a la vez que éste
le da a aquélla el soporte epistemológico, el objeto y la especificidad.
A la vez, el Método da su lugar a
los estudios de cuantificación como complementarios a los fines de establecer
magnitudes para las conclusiones alcanzadas por medio de la investigación
cualitativa. También, desde luego, recurre a información de carácter
cuantitativo, pero bajo el entendimiento de que se trata de censos,
relevamientos o diferentes tipos de conteos según la fuente de que se trate.
Este rol primordial implica que
lo que es de más utilidad para la dirección - el diseño de estrategias y la
recomendación de acciones para plasmarlas-, resulta de la implementación de
investigaciones cualitativas.
Las
técnicas de que se vale la investigación cualitativa según el Método Vincular
incluyen:
- reuniones
especialmente pautadas con los decisores de la organización responsable a cargo
de políticas y campañas,
- entrevistas
en profundidad de informantes clave, decisores, líderes, opinantes calificados,
etc.,
- entrevistas
en profundidad, individuales o colectivas, para determinar la cadena de
influencia,
- análisis
semiológico y comunicológico de la totalidad del material pertinente vinculado
con la problemática en cuestión.
Si bien se desprende de todo lo
antedicho, puede ser oportuno explicitar esta suerte de premisa: la
investigación cualitativa, tal como la entendemos, tiene como supuesto básico
que, en las personas, los grupos y las organizaciones coexisten la conciencia y
lo inconsciente, la razón y la irracionalidad y que, por lo tanto, cabe pensar
siempre según la intersección de lo manifiesto y lo latente. Esta es la razón
básica por la cual se requiere de la teoría y de la interpretación: el modo en
que se da la interacción social se manifiesta, a través de los comportamientos
tangibles y de la palabra, enmascara las determinaciones no conscientes o inconscientes
que hay que traer a la luz. Es ésta entonces también la razón básica del cuerpo
conceptual y del modo de encarar la investigación que caracterizan al Método
Vincular.
V. Criterios
y pautas para una campaña integral de prevención
Prerrequisito
inexorable
Una campaña de
prevención debe estar a cargo de una Dirección y Equipo sumamente responsables,
de carácter interdisciplinario ya que se requiere la participación protagónica
de:
Científicos
experimentados en la materia, en este caso biólogos, biotecnólogos, virólogos,
epidemiólogos e infectólogos
Profesionales de la
salud que se ocupan de la atención y asistencia de los pacientes en los
efectores
Investigadores
sociales
Especialistas en
estrategia y comunicación
Publicitarios
sumamente capacitados, con demostrada creatividad, apertura al intercambio y
sensibilidad para escuchar e interactuar
Agrego, como ya adelanté,
que forma parte de este prerrequisito la aplicación de mi creación, el Método
Vincular por ser el que garantiza plenamente el enfoque que corresponde para la
investigación social cualitativa, así como para el diseño de la estrategia y
los lineamientos eficaces para la comunicación. Como dejé en claro, el Método
Vincular no solamente tiene mi propiedad intelectual, no solamente es
producción de este autor, sino que únicamente es aplicable debidamente con mi
dirección y supervisión (de lo contrario carecería de las garantías que
corresponden).
Aplicar el Método
Vincular para la investigación social, la elaboración de la estrategia y los
criterios y pautas para la campaña, es el primer paso.
Una vez
cumplimentado, se estará en condiciones de abocarse para lo que expongo a
continuación.
Seguidamente, entramos
de lleno en lo referente a los criterios y pautas básicas para el diseño de una
campaña de prevención.
Objetivos
comunicacionales
Los objetivos
comunicacionales se derivan de los objetivos estratégicos.
Aplicando mi
creación, el Método Vincular, tales objetivos estratégicos se encuadran en el
Objetivo de Posicionamiento Vincular que cabe adoptar.
Por
tratarse de una campaña de prevención a encarar por el Estado, el Objetivo de
Posicionamiento Vincular indicado es el Constructivo.
Acerca de qué se
trata el PV Constructivo remito a mi libro Método Vincular. El valor de la
estrategia y a publicaciones en rubenrojasbreu.blogspot.com
Acá resumo:
El Posicionamiento
Vincular Constructivo se ubica en la intersección entre la Secundarización y la
dimensión Significado, lo cual quiere decir que articula
la tendencia a la
diferenciación, al reconocimiento del otro y de lo otro
con
la valoración de la Ciencia
entendida como la capacidad humana que da cuenta de lo real.
Cuando nos referimos
a la Ciencia incluimos la concurrencia de las Ciencias de lo Natural, en este
caso el conocimiento del patógeno y sus efectos, y de las Ciencias de lo
Humano, guía indispensable para saber cómo generar conciencia colectiva de
prevención.
El PV Constructivo
implica orientar, hacer saber, favorecer los lazos solidarios, fomentar a las
organizaciones, equipos o grupos como protagonistas.
Y, fundamentalmente,
tal PV se sustenta en la doble implicación Ley «
Deseo. Esto significa que están contraindicados la
reconvención, el reproche, la amonestación y que sí corresponden enfáticamente
la sugerencia, el esclarecimiento, la recomendación, el suministro de
instrumentos conceptuales para asegurar la comprensión, en este caso, acerca de
qué es y cómo se comporta y transmite el SARS Cov 2 propagando la Covid 19.
Sobre tales bases,
los objetivos comunicacionales son:
Genéricamente,
los ya descritos dirección, impacto y proyección, los cuales armónica y
sinérgicamente posibilitan que la campaña refleje el PV Constructivo, genere
atracción e interés y sea capaz de conservar o mejorar su eficacia con el
transcurso del tiempo.
Específicamente, la
campaña debe generar que cada organización incluida la familia, equipo, grupo y
persona asuma activamente el rol de agente de prevención para sí mismos
o para sí misma y que se tome acabada conciencia de que lo que infecta es el
coronavirus el cual, una vez ingresado a un organismo, se propaga de persona a
persona, de grupo a grupo, de organización a organización.
Importante entonces
es tener en cuenta que el destinatario de la campaña debe ser considerado un
aliado activo, contrariamente a lo que hace la desacertada “Practiquemos la
ciudadanía” la cual introduce el falaz antagonismo entre adherentes pasivos que
resisten e irresponsables giles que contagian hasta con ganas de hacerlo.
También es de vital
relevancia centrarse en los comportamientos, esclareciendo en torno a los
eficazmente adaptativos y diferenciándolos de los que favorecen el riesgo. NO
corresponde reconvenir a las personas o grupos, no corresponde poner el acento
en tal o cual estadio evolutivo o edad, no corresponde calificar según ninguna
particularidad social o de la índole que fuera.
Repito:
la campaña tiene que ocuparse de los comportamientos, no de las personas.
La campaña de
prevención, basada en el PV Constructivo, debe centrarse en el siguiente
vínculo:
Estado
que orienta e instruye

Ciudadanía
como agente activo de prevención
Mensaje
básico
El mensaje básico es
el estructurante de la totalidad de la campaña, de todas y cada una de las
acciones comunicacionales que se lleven a cabo a través de la totalidad de los
medios.
El mensaje básico
debe tener en cuenta el axioma del Método Vincular acerca de que todo acto
comunicacional se da entre comunicandos.
Aquí se trata de la
interacción entre el Estado como activo comunicando que cumple las funciones de
hacer saber y orientar con el destinatario como activo
comunicando que debe asumirse como agente de prevención sumamente consciente
del patógeno y sus efectos.
En ese marco, el
mensaje básico es:
Para evitar la
propagación del SARS Cov 2, coronavirus de tales características y, por lo
tanto, la infectocontagiosa Covid 19 contamos como herramienta por excelencia
con la prevención consistente en el distanciamiento interpersonal y todas estas
medidas profilácticas. (Obviamente, distintos mensajes a través de distintos
medios harán saber sobre el virus, cómo se manifiesta la enfermedad, cuáles son
sus síntomas y secuelas, su tratamiento, qué medidas de prevención, etc.).
Ya estamos empezando
a disponer de las vacunas, el más contundente y confiable dispositivo para
poner fin a la pandemia oportunamente.
Como ya anticipé, el mensaje
básico, en su formulación final, deberá tener en cuenta las conclusiones y
recomendaciones de la investigación social cualitativa. Esto vale para todos
los puntos que se desarrollan a continuación.
Contenidos
Los contenidos se desprenden
del análisis, conclusiones y recomendaciones que resultan de la investigación
social cualitativa llevada a cabo según el Método Vincular.
Al no contar con tal
investigación, aquí solamente puedo orientar acerca de qué ítems o capítulos
deberá tener en cuenta la campaña:
- Descripción del SARS
Cov 2 de modo de dejar en claro que es el agente patógeno.
- Descripción de la
Covid 19, infectocontagiosa causada por tal coronavirus.
- Cómo y en qué
condiciones llevan a cabo el Estado nacional y las distintas jurisdicciones el
control de la pandemia, la prevención, los tratamientos, la vacunación.
- Las vacunas haciendo
hincapié en la importancia de aplicársela en la medida que se vaya contando con
su disponibilidad. Es importante mostrar y subrayar cómo la vacuna inhibe la
acción del patógeno y genera capacidad inmune.
- Cómo y en qué
condiciones llevan a cabo sus tareas encomiables los trabajadores de la salud
de las distintas especialidades y áreas.
- Cómo se da la
transmisibilidad o el contagio en distintos ámbitos.
- Las medidas de
prevención para la población en general y para cada ámbito en particular.
Enfoque
organizacional de los destinatarios
La Comunicación
Dirigida, en este caso a plasmar a través de una Campaña de Prevención, debe
tener en cuenta una premisa: toda audiencia o, mejor dicho, la totalidad
de los destinatarios está organizada.
Esto significa que:
Todo destinatario
integra varias organizaciones (la familia, el vecindario, el lugar de trabajo,
la escuela, el colegio, la universidad, los medios de transporte, etc.)
Tales organizaciones
se encuentran a su vez en interacción y tal interacción también está
organizada.
De modo tal que
tenemos el primer nivel de organizaciones de las cuales los destinatarios
participan y el segundo nivel o meta-organizacional integrado por las
organizaciones interactuantes incluidas en el primer nivel.
Por lo tanto, una
campaña nunca se dirige a una masa amorfa, a millones de destinatarios
aislados, falazmente considerados “individuos”.
Cada destinatario
interpretará la campaña mediado por las organizaciones a las que pertenece
(primer y segundo nivel) al mismo tiempo que tendrá su menor o mayor influencia
en las mismas.
Se torna entonces
imprescindible saber cómo está organizada la totalidad de los destinatarios,
para lo cual la investigación social cualitativa es decisiva; en particular, la
técnica destinada a evidenciar la cadena de influencia.
Se trata de
determinar cómo se dan los procesos de influencia, qué organizaciones y quiénes
dentro de las mismas ejercen un rol de líderes, cómo a partir de tales
organizaciones y figuras líderes se transmiten los mensajes, particularmente
los modelos preventivos de comportamiento, las recomendaciones, etc.
Una
campaña será más efectiva si tiene en cuenta a las
organizaciones reconocidas como líderes para la problemática en cuestión y
quiénes tienen ese papel más relevante en las mismas. Es mucho más eficaz que
dirigirse a un conjunto indiferenciado, uno de los tantos desaciertos en que
incurre la campaña “Practiquemos la ciudadanía” así como todo lo que se ha
hecho en materia de difusión en el planeta.
Por lo tanto, cómo
está organizada la audiencia es un requisito sine qua non para el diseño e
implementación de una campaña de prevención.
Resumidamente,
cabe partir de tener claro la articulación entre:
organizaciones más
figuras líderes
y
la cadena de
influencia
Teniendo en cuenta lo
antedicho, cabe interpretar el vínculo anteriormente planteado en el ítem Objetivos
Comunicacionales:
Estado
que orienta e instruye
en vínculo con
Ciudadanía
como agente activo de prevención
Política
de medios
En el marco del
Método Vincular, he definido como medio de comunicación a todo vehículo
actual o potencial que vincula comunicandos.
Esto significa
superar sobradamente los estrechos y rígidos límites que implica circunscribir
los medios de comunicación a los convencionales y masivos (televisión, redes
virtuales, internet, radio, gráfica, vía pública, etc.)
Si estamos insertos
en la comunicación, vivimos entre medios de comunicación. Una remera es un
medio de comunicación, del mismo modo que cualquier pared, un transporte y
hasta un sanitario público (y no público).
Una Política de
Medios para una campaña de prevención eficaz debe detectar cuáles son los medios
más confiables y certeros, lo cual supone esa amplitud ilimitada, esa apertura
que planteo en mi definición y detallé en este ítem.
Seguimiento
y evaluación
La campaña debe ser
seguida y sistemáticamente evaluada a partir de su lanzamiento mismo.
También para tal
objeto la investigación cualitativa es la herramienta indicada.
El
seguimiento y la evaluación tienen por fines:
Controlar que la
totalidad de la campaña alcance a la totalidad de la audiencia
Detectar si dicha
audiencia la decodifica de acuerdo a lo previsto, la reelabora y la
instrumenta, haciéndola suya, tornándose agente activo para su máximo
aprovechamiento
Determinar si
contribuye a la modificación deseable de comportamientos y predispone tanto a
aplicar las medidas de prevención ya en vigencia como a la aceptación
indiscutida de la vacuna
Registrar todos los
datos que sirvan para introducir optimizaciones en todos y cada uno de los
componentes de la campaña así como esperables actualizaciones.
Conclusión
Una campaña de prevención
es una cuestión de Estado.
Para su diseño e
implementación lo recomendable es basarse en mi creación, el Método Vincular, y
partiendo de llevar a cabo la investigación social cualitativa de alta
complejidad tal como es descrita en el presente artículo.
La eficacia de la
campaña requiere de un abordaje interdisciplinario y de equipos confiables,
especializados y altamente profesionalizados. Conocimiento científico y
creatividad deben articularse en un nivel óptimo.
Una campaña de
prevención forma parte de lo que he denominado Comunicación Dirigida, toda una
especialidad sumamente exigente y, por cierto, valiosa y fructífera en la
medida que se basa en desarrollos alcanzados a través de numerosas
investigaciones sociales por décadas, elaboración acertada y probada de
recomendaciones para encarar campañas incluyendo el área de la salud y,
particularmente, la prevención primaria.
Debo finalmente aclarar
que mucho quedó en mi tintero y que me vi obligado a seleccionar los contenidos
de este artículo con la doble finalidad de que sea comprensible y de que tenga
la menor extensión posible.
BIBLIOGRAFÍA
Rojas
Breu, Rubén (2002): Método Vincular. El valor de la estrategia, Eds.
Cooperativas de Buenos Aires.
Rojas
Breu, Rubén: Artículos publicados en
rubenrojasbreu.blogspot.com
Rojas Breu, Rubén: Artículos
publicados en rubenrojasbreuelaula.blogspot.com
Rubén
Rojas Breu
Febrero
5 de 2021, actualizado el 13 de abril de 2021