martes, 21 de agosto de 2018

EL COAUTOR ANÓNIMO


Rubén Rojas Breu

EL COAUTOR ANÓNIMO
Aportes para análisis comunicológicos

Qué es un análisis comunicológico

Se trata de una técnica de alta complejidad a través de la cual damos cuenta en profundidad de lo que genera un texto cualquiera, tanto hacia su interior como en la interacción con el interlocutor, al cual habitualmente se lo llama destinatario, audiencia o lector-espectador-oyente, etc., según el medio utilizado.

El análisis comunicológico es en nuestra concepción una herramienta imprescindible de la investigación científica en el campo social propiamente dicho, en el campo político y en el campo comercial. 

Alta complejidad significa que el análisis comunicológico:


  • se apoya en la ciencia; en nuestro caso, en el Método Vincular cuyo objeto es la interacción social, la interacción entre oferentes y demandas en los campos social, político y el mercado,

Por lo tanto, depende estrechamente de la teoría, justamente, de alta complejidad –acéptese la redundancia-. Dicho en otros términos, un análisis comunicológico supone sustentabilidad epistemológica.


  • Implica un conjunto de procedimientos que tienen por finalidad el logro de la precisión y profundidad óptimas.

Acerca de un “texto cualquiera” nos referimos a que este tipo de análisis puede aplicarse a obras literarias de los distintos géneros (poesía, teatro, novela, cuento, etc.), a obras musicales, a películas de cine o televisión, a los distintos géneros televisivos (telenovelas, noticieros, programas políticos, programas de distinta índole), a las historietas y los cuentos de hadas,  a la propaganda política, a la difusión de interés social, a la publicidad comercial, isologotipos, lemas, cartelería de vía pública, folletería, nombres de marcas, fotografías, discursos de toda índole, sitios de internet, comentarios en las redes virtuales y así podemos seguir enumerando indefinidamente campos de aplicación, tipos de textos al infinito. 

De tal manera, estamos valiéndonos de una acepción amplia acerca de qué entender por texto y estamos afirmando que a cualquier producción que pueda ser considerada como tal se la puede analizar comunicológicamente.


Sobre el texto
 
Un texto cualquiera presenta, al menos, dos dimensiones: 


  • la intratextual o textual propiamente dicha que es la correspondiente al texto en sí mismo, visto aisladamente.

  • la extratextual que es la correspondiente a la interacción entre el texto y quien toma contacto con él de alguna manera: por ejemplo, una poesía y el lector, una película y el espectador, un programa radial y el oyente.

El análisis comunicológico aborda ambas dimensiones simultáneamente.

De acuerdo a mi producción, el Método Vincular, la comunicación posee dos dimensiones, justamente coincidentes con lo antedicho:


  • la referida a la comunicación en sí misma

  • la referida a la “puesta en común” entre quienes participan de la misma, a los cuales llamamos comunicandos.

La comunicación en sí misma, equivalente al texto propiamente dicho o lo intratextual, es objeto de estudio de la semiología.

La comunicación o lo extratextual supone la interacción, justamente entre comunicandos. 

Al establecer como interactuantes de la comunicación según esta última dimensión a los comunicandos estamos dando por superado el clásico esquema jakobsoniano emisor-receptor. Dicha concepción suponía a la comunicación como unidireccional y tendía a otorgar al “receptor” un status de subordinación y una actitud pasiva.

Al adoptar el término “comunicandos” estamos aplicando nuestro axioma según el cual la comunicación es siempre, en términos elementales, bidireccional; en términos complejos, que son los que interpretan acabadamente cómo se da la comunicación en lo real, ésta es multidireccional. Cualquier acto comunicacional supone al mismo tiempo en posición activa y de igualdad a dos actores o más  que están, justamente, comunicándose.
Con respecto a estos desarrollos remito a mi libro Método Vincular. El valor de la estrategia, el cual tiene una de sus cinco partes dedicada por entero a la comunicación[i].


El cómo del análisis comunicológico

Si bien, tal como decimos al principio de este artículo, el análisis comunicológico es de aplicación a cualquier texto, a cualquier tipo o género de texto- usado este vocablo en su acepción más amplia y semiológicamente más consolidada, acá nos atendremos básicamente a los que forman parte de campañas de propaganda política, difusión de interés social y publicidad comercial; no obstante, reiteramos, lo que digamos de acá en más vale también para cualquier producción comunicacional. 
 

Como no es el objeto de este artículo,aquí sólo daremos algunos lineamientos generales sobre cómo se lleva a cabo un análisis comunicológico, herramienta siempre insoslayable de la investigación social.


La primera regla es la de  que un análisis comunicológico requiere de un corpus: es decir, aun cuando el tema de interés sea una determinada pieza propagandística o publicitaria (o una poesía, película, telenovela, etc.), a la misma hay que analizarla en el contexto de avisos de la organización o marca en cuestión así como también de la competencia.
Hay que combinar diacronía y sincronía: esto es, las piezas a analizar deben conformar una muestra representativa de lo que está en vigencia, de lo actual, y de lo que corresponde al pasado, a lo histórico según sea el caso. 

Luego, acorde con lo dicho en los puntos anteriores, hay que encarar tanto el análisis del texto o del aviso en sí como el interaccional.

Por lo tanto, hay que estudiar semiológicamente al aviso en el marco del corpus y, al mismo tiempo, evaluar cómo interactúa con los comunicandos de interés (lo que habitualmente se denomina audiencia). 

El abordaje semiológico debe partir del corpus en su totalidad visto integralmente para luego pasar al estudio en detalle considerando lo verbal, lo paraverbal, lo icónico y cuanto pudiera estar incluido. También hay que considerar el medio y todos los componentes de la pieza bajo análisis en el contexto de dicho corpus. 

El abordaje interaccional requiere de una mirada que permita deducir qué interlocutor está generando y también de la investigación cualitativa a través de la cual testear los efectos y respuestas “activas” en la audiencia, también muestra representativa mediante. Complementariamente (no necesariamente) puede recurrirse a una cuantificación de las conclusiones alcanzadas con el estudio cualitativo.

Conceptos clave para evaluar son el de identificación, descentración e impacto, expresiones que devienen en conceptos por medio del Método Vincular. 

Por otro lado, Francia, Italia, Rusia, naciones eslavas e incluso nuestro país han desarrollado enormemente la semiología como así también lo que hace a lo interaccional. La revista francesa “Comunicaciones”, los formalistas rusos, el italiano Umberto Eco y tantas y tantos han contribuido significativamente a desarrollar estas disciplinas, por lo tanto remitimos a sus producciones para una concienzuda formación en este conocimiento. 

Ahora nos centraremos en este último abordaje en la medida que es el que motiva el título de esta publicación, el objeto de la misma: por qué enunciamos “coautor anónimo”.

El coautor anónimo

Toda obra tiene un autor o más de uno, en cuyo caso hablamos de personas identificadas: use su nombre y apellido o use seudónimos el autor se identifica (salvo las clásicas obras generalmente antiguas o nacidas “espontáneamente” a las que se las categoriza como de “autor anónimo”).

En el caso de una novela el autor (o autores o coautores identificados) generalmente es una persona (o dos o más). 

En el caso de avisos propagandísticos y publicitarios el autor es de índole más institucional: la propia organización, la marca y/o la agencia publicitaria, el diseñador o la agencia de diseño, etc. 

Ahora bien, ¿quién es el coautor anónimo (o coautores anónimos considerando que se trata de un colectivo?).

El coautor anónimo es el lector, el oyente, el espectador, la audiencia, el televidente, etc. Es, en nuestros términos, un comunicando.
Cualquier texto induce, inexorablemente, a una participación activa de quien toma contacto con él, tan activa que lo convierte en coautor.

Esto sucede de dos maneras, consistentemente con lo antedicho:


  • en la dimensión intratextual

  • en la dimensión interaccional


En la dimensión intratextual o respecto del texto en sí mismo, el coautor interviene siempre completando lo que en dicho texto está ausente, está no expresado.

Por ejemplo, veamos cómo sucede con la historieta: en una viñeta vemos a alguien dando un puñetazo en plena cara a otro personaje; en la viñeta siguiente vemos al personaje agredido en el piso. El lector de la historieta completa la narración, más inconsciente que conscientemente, al imaginar que entre el momento del puñetazo y el piso se dio el curso de la caída. 

Todos los textos son completados de esta manera por el comunicando al que acá estamos bautizando como “coautor anónimo”: desde la novela o la obra teatral hasta una pieza de propaganda política o un aviso publicitario comercial. 

Ningún autor de ningún texto produce algo tan detallado que sea el calco de lo real. Más aún, grandes obras se destacan, entre otras virtudes, más por sugerir que por contar con alguna minuciosidad. 

Incluso, en un aviso gráfico, por ejemplo, generalmente conformado por una fotografía, un lema, una promesa, simbolismo y el nombre de la organización o de la marca hay siempre, inconscientemente imaginado, un antes y un después: de alguna manera el comunicando que toma contacto con él supone que esa pieza forma parte de un relato en el cual algo sucedió previamente y algo acontecerá a posteriori, lo cual es interesante tener en cuenta para la indagación cualitativa en los testeos de avisos.

En la dimensión interaccional lo destacable es que siempre difieren, en mayor o menor medida, las interpretaciones de los comunicandos. El novelista tiene su propia versión de su obra y cada lector hace la suya: puede suceder que ambas versiones se aproximen hasta casi resultar idénticas y puede darse todo lo contrario, que no tengan casi punto de contacto; puede ocurrir también que haya versiones que se ubiquen a mitad de camino. Igualmente sucede con un lema, una pieza propagandística política, de difusión social o un comercial.

Por eso es tan importante evaluar a través de la investigación cualitativa el grado de coincidencia entre lo que se intenta comunicar y lo efectivamente decodificado: dicho de otro modo, se trata de testear el grado de acuerdo o desacuerdo entre los comunicandos, entre los autores y los “coautores anónimos”.

Un texto nace realmente como texto en el momento que se ponen en contacto los comunicandos, autores y coautores.

Esto nos lleva además al concepto de Segmentación por Vínculos, dado que distintos segmentos decodifican diferenciadamente. Lo importante para la dirección de la organización, para la marca o para la agencia publicitaria, es que el segmento que sea de interés decodifique del modo esperable, acorde con el Objetivo de Posicionamiento Vincular en el cual se ubique.

Conclusión

Todo texto supone que quien toma contacto con él lo reproduce a su manera, de un modo u otro, con mayor o menor alcance. 

Esto implica que nunca hay que dar por seguro que un discurso, una pieza propagandística o publicitaria, ni siquiera un nombre de marca va ser unívocamente interpretado y tampoco va a ser decodificado según lo que el autor, la organización, marca o agencia de publicidad o diseño pretenden. 

Por tal razón, además de otras que no tratamos acá, siempre cabe encarar las correspondientes evaluaciones para asegurar el mayor nivel de afinidad entre las interpretaciones de quienes producen el texto y quienes se contactan con él.


También deben tenerse en cuenta los conceptos de Segmentación por Vínculos y Posicionamiento Vincular, ya que arrojan la luz respecto de la estrategia, la luz que permite tanto que el texto por parte del autor se adecue al segmento de interés y al PV establecido como que el “coautor anónimo” lo interprete en el mismo registro.



Fuentes bibliográficas

Colección Revistas Comunicaciones. Tiempo contemporáneo. Buenos Aires, 1974 y stes.
Barthes, Roland: Elementos de semiología. Corazón editor. Colombia. 1971
Ducrot y Todorov: Diccionario de las ciencias del lenguaje. Siglo XXI. México. 1979
Eco, Umberto: Tratado de semiótica general. Lumen. Barcelona. 1986
Eco, Umberto: Apocalípticos e integrados. Lumen. Barcelona. 1984.
Floch, Jean-Marie: Semiótica, marketing y comunicación. Paidós. Buenos Aires. 1993
Jakobson y Halle: Fundamentos del lenguaje. Ayuso/Pluma. Madrid. 1980.
Jakobson, Roman: Ensayos de lingüística general. Seix Barral. Barcelona. 1981.
Metz, Christian: Psicoanálisis y cine. El significante imaginario. G. Gili. Barcelona. 1979.
Peninou, George: Semiótica de la publicidad. G. Gili. Barcelona. 1976
Rojas Breu, Rubén: Método Vincular. El valor de la estrategia. Eds. Cooperativas de Buenos Aires. 2002

Rubén Rojas Breu
Buenos Aires, agosto 2018


[i][i] Rubén Rojas Breu (2002): Método Vincular. El valor de la estrategia. Eds. Cooperativas de Buenos Aires

martes, 24 de julio de 2018

LOS AXIOMAS DEL MÉTODO VINCULAR



Rubén Rojas Breu
LOS DIEZ AXIOMAS DEL MÉTODO VINCULAR
 
Concepto de axioma según el Método Vincular

Según la Real Academia española uno de los significados de la palabra axioma es: “cada uno de los principios fundamentales e indemostrables sobre los que se construye una teoría.”
También puede definirse axioma como una proposición asumida dentro de un cuerpo teórico sobre la cual descansan otros razonamientos y proposiciones deducidas de esa premisa.
Llamamos axioma según el MV a cada uno de los principios fundamentales sobre los que se asienta el mismo.
Son demostrables, pero los adoptamos como puntos de partida indiscutibles en la medida que hacen falta para sustentar todos los desarrollos teóricos del MV. Dicho metafóricamente, son los cimientos del edificio.
La totalidad de los axiomas conforman un sistema: esto es, están todos intrínsecamente interrelacionados de modo tal que cada uno se comprende por su vinculación con los restantes.
Si bien, para enunciarlos y describirlos se lo hace en forma separada, cabe reiterar que todos y cada uno de los axiomas se sostiene por su articulación.


 Axiomas del Método Vincular
Primer axioma
El concepto de deseo es el fundamento del Método Vincular
El deseo según el Método Vincular difiere de todas las acepciones habituales, tanto de las diversas disciplinas como de las vulgares, difundidas o comunes. Es decir, definimos deseo en el marco referencial que genera y en el que se apoya el Método Vincular.
Para el MV el deseo es inherente al vínculo entre oferentes y demandas.
Esto quiere decir que no existe el deseante sin lo deseado o lo deseable; y, viceversa, no existe lo deseado o lo deseable sin el deseante.
El deseo es la articulación intrínseca de dos aspiraciones inconscientes que se dan al mismo tiempo tanto por parte de la demanda como por parte de los oferentes,  saber:

  • A la vivencia de plenitud o, lo que es lo mismo, de la perfección total = imagen ideal de sí. 
  • A la sensación de dominio total sobre los otros y sobre lo demás = el poder.

Por ejemplo, un consumidor busca sentirse, inconscientemente, al mismo tiempo dotado de toda perfección y en posición de superioridad o dominio sobre los demás. Por su parte, un producto, servicio, propuesta, programa o lo que fuese ofrecido busca mostrar perfección y asegurar su superioridad o dominio sobre todo aquello con lo que compita; por supuesto, el producto, servicio, propuesta, programa o lo que se ofrezca son concreciones de los oferentes.
Observaciones:
En el libro de este autor, Rubén Rojas Breu: Método Vincular. El Valor de la Estrategia,  se los denomina “postulados”.
Actualmente optamos por la denominación “axiomas” para enfatizar el carácter de premisas inexorables.
También en tal libro se enuncian y describen ocho postulados o axiomas. Acá, justamente por motivos de actualización, se suman dos: el primero y el sexto.


Segundo axioma
El Ideal es el referente primordial
En todo proceso de interacción entre oferentes y demandas operan ideales como referentes a los que calificamos de primordiales: es decir, de constitutivos o fundamentales. Tales ideales son inconscientes y deben ser detectados por vía de la investigación cualitativa.
Hay ideales de lo que se ofrece y de lo que se demanda. El que demanda –cuando consulta, contrata, adquiere, vota, usa, consume, etc. – tiene un ideal al que aspira.
El que ofrece –cuando propone, impulsa, vende, publicita, etc. – tiene también un ideal a alcanzar; se guía por la imagen del ciudadano, votante, cliente, usuario, consumidor o cualquier otro ideal de algún tipo de demanda.

Tenemos así ideales de organizaciones, propuestas, programas, servicios, bienes, productos y también ideales de ciudadanos, electores, clientes, usuarios, consumidores: ambas listas son abiertas a un amplio espectro. Más aún, tenemos ideal de país, ideal de gobierno, ideal de sociedad, ideal de poblaciones, etc.
Un ejemplo simple: una mayonesa que se ofrece en el supermercado se elaboró sobre la base de lo que sería una mayonesa ideal para un consumidor ideal; la clienta o el cliente eligen una determinada mayonesa con la esperanza de que la misma sea la ideal para un consumo ideal.
Ahora bien, para cada segmento tanto de los oferentes como de la demanda el ideal es distinto; es decir, hay tantos ideales en cada rubro como segmentos de la demanda y de la oferta existen.


Tercer axioma
La Segmentación por Vinculos de oferentes y demandas es constitutiva
Ya en la unidad 1 establecimos que tanto la oferta, o sea el conjunto de oferentes, como la demanda son heterogéneas. Esto quiere decir que tanto dentro de la oferta como dentro de la demanda hay una variedad inacabable de diferentes concepciones, comportamientos, actitudes, expectativas, de modos de interactuar, etc.


Dicho de otra manera, el conjunto de las organizaciones, las poblaciones, las sociedades, son heterogéneas.
Establecimos también que la Segmentación por Vínculos entre oferentes y demandas es el modo de sistematizar tal heterogeneidad.
Por lo tanto, la Segmentación por Vínculos de oferentes y demandas es constitutiva; esto quiere decir que en toda zona O-D o en todo mercado, se trate del sector o rubro del que se trate, vamos a encontrar segmentación por vínculos y que vamos a partir de la segmentación por vínculos.


Cuarto axioma
La demanda es una pluralidad de sujetos
La demanda se expresa a través de los sujetos de demanda (=Sd). Ya dijimos que la demanda es heterogénea y que por eso, la segmentamos.
La demanda, según los casos, son organizaciones, grupos o personas (de todos modos, hay que tener en cuenta, que, rigurosamente, son siempre organizaciones ya que todo grupo o persona pertenece a una o más organizaciones).

Para facilitar la comprensión, consideremos únicamente a las personas. Cada persona es en sí misma heterogénea: está conformada por un amplio espectro de sujetos. Así que una persona NO es un sujeto (aunque habitualmente se habla de personas, “individuos” y sujetos como si fueran lo mismo).
Una persona está habitada por innumerables sujetos que podemos sistematizar del modo siguiente, diciendo que en una misma persona conviven:

4  Distintos status o posiciones sociales: madre o padre, hijo/a, jefa/e de hogar, familiar, amiga/o, ejecutiva/o, trabajador/a, empresario/a, profesional, estudiante, etc (en cada
persona se dan algunos de estos roles a la vez).
4  Distintos roles: ciudadanos, votantes, dirigentes, clientes, usuarios, consumidores, etc.

4  Distintas concepciones respecto de la moral, la política, la sociedad, la religión, la ciencia, la educación, la salud, etc. Esto es así, al punto de que una misma persona puede ser indiferente en política, innovadora en educación, conservadora en la moral, etc.

Apelando a un fácil ejemplo: la misma persona, Juan, puede decidirse por el candidato político progresista, ser a la vez muy tradicionalista en lo moral, y dejarse llevar por la búsqueda del mayor placer en el consumo de bebidas. En la persona Juan conviven, según el ejemplo, por lo menos tres sujetos: el progresista, el tradicionalista y el hedonista.
Lo que acabamos de decir de una persona vale también para un grupo o una organización: siempre hay heterogeneidad y, por lo tanto, sujetos diversos.


Quinto axioma
La oferta (o los oferentes) es una multiplicidad de objetos
También ya sabemos que la oferta, o el conjunto de oferentes, es heterogénea y vale lo mismo que dijimos para la demanda. Entonces todo lo que se ofrece, cada “algo” que se ofrece es heterogéneo: decimos entonces que cada propuesta, candidato, programa, servicio, bien, producto o lo que sea que se ofrezca es una multiplicidad de objetos.
Ilustrando con algunos aspectos, un “algo” que se ofrece puede ser apreciado, valorado o adoptado según ángulos diferentes. Seleccionamos algunos de tales ángulos:

·  Por su capacidad para generar placer
·  Porque se asocia con prestigio
·  Porque representa valores o tradicionales o modernos
·  Por su utilidad
·  Otros, etc.


Ejemplifiquemos: una mayonesa puede ser vista como un alimento rico, como un untable, como un aderezo, como el componente de una guarnición, como un ingrediente culinario de alta cocina y hasta, por su presentación, como un elemento decorativo en la mesa.
Distintas situaciones y distintas/os consumidoras/es determinarán cuál de todos esos objetos coexistentes en una mayonesa es el seleccionado.


Sexto axioma
Toda demanda y cada miembro de la misma así como toda la oferta y cada oferente integra una organización
Aunque sea a menudo imperceptible a simple vista, los humanos integramos organizaciones desde, incluso, antes de nacer y a lo largo de nuestra vida; por supuesto, entonces a toda hora.
Familia, estado y sus diversos organismos,  instituciones de la salud, instituciones educativas, ONGs, empresas, todos los cultos religiosos, partidos políticos, gremios, clubes y grupos de amigos son organizaciones. Y pueden sumarse más tipos de organizaciones.
Como tales, tienen objetivos (a menudo, tácitos), organigramas, distribución de tareas y roles, sistemas normativos, modalidades de comunicación propia y todo cuanto constituya un componente o sustento de una organización.
Por lo tanto, oferentes y demandas están insertos en organizaciones de las cuales participan activamente.
De tal manera todo lo que se ofrece es producto de alguna organización y todo el que demanda integra una organización. Propuestas, programas, noticieros, series, películas, bienes, servicios, productos de todo tipo y cuanto se espera, adquiera, use o consuma es elaborado y ofrecido por alguna organización.
Al mismo tiempo, gobernantes, dirigentes, ciudadanos, votantes, clientes, usuarios y consumidores integran organizaciones y representan a la misma en cada ocasión que interactúan con la oferta o con la demanda, según sea el caso.
Tomemos el ejemplo más simple: la responsable o el responsable de un hogar  cuando concurren al supermercado o al almacén a efectuar las compras lo hacen representando a su organización familiar: piensan, eligen, deciden en función de la misma y de cada uno de sus miembros.
Una dirección o gerencia de compras de un organismo estatal o una empresa, toma su decisión sobre la base de los requerimientos de tal tipo de organizaciones.


Séptimo axioma
Todo vínculo entre demandas y oferentes es en situación
Todos y cada uno de los vínculos en cualquier zona O-D o en un mercado están situados y debidamente contextualizados.
Para cada interacción que se dé entre oferentes y demandas hay que considerar cuál es la situación y el contexto en el que se da.
El contexto de una interacción específica entre oferentes y demandas está constituido por la totalidad de los vínculos entre ambos términos en un espacio-tiempo determinado.
El contexto incluye desde el nivel más micro como la propia familia, el vecindario, las organizaciones más próximas según el caso hasta los niveles más macro: internacional, regional, nacional, provincial o  departamental y las dimensiones cultural, social, política, psicológica y económica.


Octavo axioma
Marca es el elemento estructurante de la interacción entre oferentes y demandas
En la descripción de este axioma reiteramos lo ya expuesto en el ítem 6. de la Unidad 1. por lo cual remitimos a ese punto.
Acá reiteramos y subrayamos:
Toda marca, institucional o específica, ocupa un Posicionamiento Vincular.

Articulando esta afirmación con este octavo axioma y los siete anteriores, toda marca expresa un Deseo o deseos, representa ideales, vehiculiza un vínculo Sd-Oo,  interpreta o se centra en un perfil determinado de la demanda (de ciudadano, de usuario, de consumidor, etc.) y de lo que se ofrece (propuesta, bien, servicio, producto, etc), se asienta sobre determinadas organizaciones, se asocia preferentemente a determinados contextos y determinadas situaciones.
Como se ve, a través de la marca ponemos en articulación a todos los axiomas vistos hasta acá; también quedarán articulados los dos restantes como ya veremos.


Noveno axioma
La competencia es endógena
Quiere decir que la competencia nace del seno mismo de la interacción entre oferentes y demandas o, lo que es lo mismo, de la totalidad de los vínculos Sd-Oo: por lo tanto es endógena, es intrínseca a esa totalidad.
A menudo se piensa que la competencia es causada por ineficiencia en la gestión de una marca o por el surgimiento azaroso de un competidor o porque la demanda se encuentra insatisfecha.
Si bien todo esto puede darse, son factores que sólo inciden pero no causales per se. Tomar a estos condicionantes como causales es basarse en un enfoque exógeno.
Desde que establecemos como un axioma que el Deseo es fundante en la interacción entre demandas y oferentes estamos diciendo que por su propia dinámica jamás alcanza la satisfacción total: ese hueco, entre el Deseo o cada deseo y la imposibilidad de la satisfacción total determina que la competencia siempre exista, de una manera o de otra.
Así dicho, queda claro que la competencia es endógena.
Y teniendo en cuenta el octavo axioma tal competencia siempre es entre marcas.






Décimo axioma
La comunicación es inherente al vínculo entre oferentes y demandas
Comunicar, “poner en común”, es inherente al vínculo O-D en la medida que los humanos somos por definición sociales. Vivimos en la comunicación de la misma manera que los peces en el agua.
Hasta la simple fruta que arrancamos del árbol para comerla en el acto, para el humano tiene una significación que no tiene para ninguna especie animal. ¿Por qué? Porque al estar insertos en la cultura sabemos que es comestible, le ponemos un nombre, la clasificamos, la comparamos con otras frutas y con otros alimentos, la podemos incorporar a una preparación culinaria simple o compleja, etc.
Esa fruta, entonces, comunica; el que la consume, al hacerlo, también comunica (que le gusta o no, que le parece dulce o ácida, que la come en el lugar o la conserva, etc.). En todo acto, en todo contacto entre quien demanda y lo ofrecido o quien ofrece hay comunicación. La hay a través de la palabra, de los gestos, las posturas, las caricias, las agresiones; también la hay por parte del algo que se ofrece por sus propiedades (sabor, color, aspecto, elaboración, tipo de propuesta, servicio, bien o producto, etc.).