Rubén Rojas Breu
ENSEÑANZAS DE UN ACONTECIMIENTO HISTORICO SOBRE DIRECCIÓN ESTRATÉGICA
Batalla de Queronea
Estimado lector:
La batalla de Queronea,
acontecida en el 338 AC, es un estímulo para pensar sobre estrategia.
Podría decirse que justamente expresa la
victoria de la Estrategia sobre las concepciones tacticistas.
Debo aclarar que en materia bélica soy, por
completo, un lego y que el motivo de ocuparme de este acontecimiento de la
antigüedad es únicamente el de referirme a la Estrategia, destinada a la
sociedad, la política o el mercado, de una manera atractiva y didáctica.
De tal manera, la descripción de la batalla con la
que inicio este trabajo es un pretexto, el pre texto, para
exponer algunos apuntes sobre Estrategia.
I.
BATALLA DE QUERONEA
El 4
de mayo de 338 AC, el ejército macedonio encabezado por el rey Filipo II
triunfa sobre la alianza de Atenas y Tebas, en las llanuras de Queronea
(Beocia).
Entre
otros acontecimientos significativos, se destacan dos que hacen de esta batalla
una de las más importantes de la antigüedad clásica:
1. Que redunda en la unificación de toda la
Hélade (Grecia), importante meta táctica perseguida por Filipo II como paso
imprescindible para avanzar sobre el imperio persa, su histórico enemigo.
2. El debut en el combate de Alejandro Magno,
junto con gran parte de los integrantes de su futuro estado mayor.
El joven príncipe de 18 años
dirige exitosamente a la caballería de élite, denominada La Punta.
Por siglos, los griegos soportaban el asedio del
imperio persa.
En el siglo IV AC, las grandes ciudades griegas de
otrora, particularmente Atenas, habían entrado en la decadencia política y
militar, mientras Macedonia crecía en poder y capacidad de liderazgo.
Filipo II, se propone pasar de la histórica
posición defensiva de los griegos contra los persas, a la toma de
iniciativa.
Para alcanzar tal objetivo estratégico requería
contar con la unidad de todas las ciudades griegas.
Por su lado, Atenas, soliviantada por el famoso
orador Demóstenes, consideraba a Filipo II un tirano dispuesto a someter a toda
la Hélade.
En el tiempo previo a la batalla que nos ocupa,
las fuerzas macedonias, pese a algunos contrastes por falta de capacidad naval,
dominaron Grecia central y empujaron a sus enemigos hacia Queronea, campo de
combate previsto por Filipo II.
Tebas, inicialmente aliada potencial de Macedonia,
se vuelca finalmente en apoyo de Atenas por efecto de las arengas de
Demóstenes, quien contaba con el apoyo político y económico de los persas.
Sobre la base de los datos con que se cuenta,
describimos seguidamente la batalla de Queronea.
Luego extraeremos, de tal descripción,
algunas notas en torno a
la Estrategia.
Al
amanecer ambos ejércitos se encontraban formados, listos para entrar en
combate.
Si
bien hay cálculos muy diferentes según distintas fuentes, podemos convenir en
que cada una de las fuerzas contaba con alrededor de 30.000 / 35.000 combatientes.
También
hay datos discordantes en torno a la caballería, pero se supone que los
macedonios contaban con más jinetes, quizá alrededor de 4000/5000, 1800 de los
cuales integraban La Punta de Alejandro.
Los
atenienses disponían probablemente de la mitad de caballos.
Los
aliados, enemigos de Macedonia, contaban con:
- fuerzas de infantería (hoplitas), históricamente muy dotadas, pero a esta altura en proceso de declinación,
- el aguerrido e invicto Batallón Sagrado de Tebas, una pétrea formación de 300 hombres (número típico preferido por los griegos para las fuerzas de élite, sumamente entrenadas y experimentadas).
Dato de interés, los 300 integrantes del Batallón
sagrado eran parejas; es decir, eran homosexuales. Se supone que el fuerte
vínculo amatorio sostenía su arrojo ya que cada soldado, al mismo tiempo que
cumplir con su misión como tal, se empeñaba en proteger a su compañero.
Tengamos en cuenta que en la antigüedad griega la
homosexualidad era vivida con total naturalidad, al punto que no existía la
palabra que la nombrase.
Los
macedonios disponían de:
- fuerzas de infantería altamente experimentadas y sumamente organizadas, destacándose las de élite y las famosas falanges,
- caballería también muy dotada, en particular La Punta,
- armas de avanzada, construidas por los propios macedonios, que habían modificado en gran medida el tenor de la guerra.
Las principales diferencias entre ambos ejércitos estaban dadas por:
La organización, el entrenamiento y la disciplina
de los macedonios
versus
la débil cohesión y cierta obsolescencia de los
atenienses.
La gran capacidad del estado mayor macedonio
conformado principalmente por Filipo, Parmenio, Clito el Negro y Alejandro
Versus
La falta de articulación y la menor idoneidad del
comando aliado, en el cual destacaba el tebano Nausicles, secundado por un muy
cuestionada Teágenes y acompañado por los atenienses Estratocles, Foción,
Lisycles, el nada confiable Cares y Proxeno.
Ya hemos señalado como diferencia fundante que
Filipo tenía un claro objetivo estratégico, mientras sus contrincantes se limitaban a una
meta táctica.
Macedonia buscaba abrirse camino para avanzar
sobre Persia, mientras que los atenienses y sus aliados se ceñían a alcanzar la
victoria sobre Filipo II.
El comando macedonio, antes de empezar la batalla,
se ubica en un promontorio aledaño a la acrópolis de Queronea que le permite
una vista general del campo; sus oponentes lo hacen en la llanura.
Este aspecto es importante, como veremos, en tanto
indica o simboliza que el estratega se asegura siempre una visión de
conjunto y con la mejor perspectiva posible.
Los macedonios, desde el terreno próximo a la
acrópolis, ubican la caballería y parte de las falanges a cargo de Filipo, las
falanges comandadas por Parmenión y La Punta liderada por Alejandro.
Los aliados se ubican a los pies de las colinas,
con las montañas por detrás, protegiéndose por la derecha con el río Céfiso,
instalándose desde aquí el Batallón Sagrado tebano, siguiendo la infantería
tebana, la ateniense (hoplitas) y la caballería, en el otro extremo.
Es una ubicación consistente con una posición
defensiva.
Pasamos a describir las
posiciones iniciales de ambos ejércitos:
Sobre la parte más alta del campo de
batalla, la acrópolis, se ubican las fuerzas macedonias.
A la derecha y parte del centro, las
falanges y caballería comandada por Filipo
En el resto del centro, la infantería de
Parmenio
A la izquierda la caballería encabezada
por Alejandro, La Punta.
Los atenienses y sus aliados se
dispusieron así:
A la izquierda, enfrentando a las tropas
de Filipo, la caballería
En parte del centro, los hoplitas o
infantes
En el resto del centro, la infantería
tebana
En el lateral derecho, el Batallón
Sagrado tebano, enfrentando a La Punta de Alejandro.
Resumen del combate:
Conocedores en profundidad Filipo y su estado
mayor acerca del comportamiento en combate de sus enemigos, el rey macedonio
decide implementar un truco que ya había experimentado con éxito.
El truco consiste en iniciar un ataque frontal
contra la infantería enemiga y, luego de una escaramuza, fingir una
retirada, buscando arrastrar consigo a las fuerzas oponentes. El uso de
este recurso tiene como ventaja que el contendiente abre sus filas, generando
una brecha por la cual ingresar con otras tropas (este recurso pasó a integrar
el conocimiento militar, siendo a posteriori utilizado por otros grandes
estrategas, como Napoleón en Austerlitz).
Es así que Filipo ataca al frente de sus huestes,
y luego de combatir brevemente contra los hoplitas, se repliega fingiendo la
retirada. El enemigo envalentonado con Estrátocles a la cabeza y enardecido por
los gritos de Demóstenes persigue a los macedonios imaginando una rápida
victoria.
Al abrir los atenienses sus filas, Parmenio se
vale de la brecha para atacar por delante y por detrás al resto de la
infantería aliada, que busca suturar ese espacio; se genera una suerte de
efecto dominó, por el cual las fuerzas tebanas van desplazándose para cerrar
dicha brecha, lo cual a su vez favorece que, por su lado, retome Filipo la
ofensiva y por el otro lado, el avance de La Punta y así, Alejandro, con
su caballería rodea por todos los costados al Batallón Sagrado Tebano,
que sufre su primera derrota al punto de ser prácticamente diezmado. Finalmente,
la infantería aliada se repliega acatando la victoria macedonia.
Secuencias de la batalla:
Seguidamente, las secuencias de la batalla según
lo que acabamos de exponer.
1. La caballería y falanges bajo el mando de Filipo atacan
a la caballería de los aliados y sus hoplitas o infantería,
2. Dicha acción abre una brecha en las filas del
enemigo, aislando a los tebanos.
3. Parmenio avanza sobre la infantería tebana.
4. La Punta,
caballería, liderada por Alejandro se abalanza sobre el temible Batallón Sagrado
de Tebas.
5. Retirada,
espantada y rendición de las fuerzas aliadas.
Con esta victoria, entonces, Macedonia logra la
rendición de todas las ciudades griegas y promueve la unificación de la Hélade.
Filipo II busca seducir a los vencidos para
incorporarlos a sus futuras fuerzas e, incluso, les rinde homenaje por su
valentía, por lo cual ordena erigir la estatua del León de Queronea.
El asesinato de Filipo II, a causa de una
conspiración de parte de la corte macedonia (se supone que la autora
intelectual fue Olimpia, primera esposa del rey y madre de Alejandro) trunca su
deseo de avanzar sobre el imperio persa con la Hélade ya unificada.
Como es sabido, tal proyecto lo cumplimentará con
creces Alejandro Magno, instaurando lo que se conoce como “período
helenístico”.
En el siguiente capítulo veremos algunas
enseñanzas sobre estrategia que se desprenden del relato de esta batalla.
II. Aportes para la Dirección Estratégica
Macedonia contaba con un Objetivo Estratégico.
Este Objetivo suponía trascender las limitaciones
de la disputa doméstica para alcanzar metas ambiciosas en torno a gran parte
del mundo conocido por los helenos.
Nótese la similitud con la campaña sanmartiniana.
También San Martín tiene un Objetivo Estratégico al buscar la libertad e
independencia de todos los pueblos de Sudamérica, diferenciándose así de gran
parte de los gobernantes de Buenos Aires, preocupados por lo doméstico. La
colosal epopeya del cruce de los Andes guarda así cierta semejanza con la
batalla de Queronea.
En cambio, los atenienses y sus aliados, se
circunscriben a una meta táctica, de alcance comparativamente doméstico.
Ahora bien, como ya señalamos en un documento
reciente, El espejo o la Estrategia, quien carece de estrategia o quien
se aferra a metas tácticas es instrumento de la estrategia de otro.
Se ve en la descripción del contexto de la batalla
cómo los atenienses y sus aliados, a través de Demóstenes, terminan siendo una
herramienta del imperio persa.
También podemos destacar que el comportamiento de
los macedonios conducidos por Filipo guarda notable correspondencia con lo que
piensan y hacen estadistas y estrategas de todos los tiempos; merece destacarse
a Maquiavelo, particularmente según lo que hemos desarrollado en el texto La
dirección estratégica según Maquiavelo.
Vale también observar que, en tanto munidos los
macedonios de un Objetivo Estratégico, antes de encarar esta batalla, habían
agotado todas las posibilidades que brinda la Política, dando asidero a la
formulación de von Clausewitz de más de dos mil años después: “la guerra es la
continuación de la política por otros medios”.
De tal manera, en el 338 AC en Queronea el
trasfondo está dado por el enfrentamiento entre el Objetivo Estratégico y una
meta táctica. Dando otra vuelta a la tuerca, podemos afirmar que se trata de
una contienda entre el espejo y la estrategia.
Los atenienses y sus aliados ven en Filipo
solamente un obstáculo para reencontrarse con la imagen idealizada de sí
mismos, a la manera de la imagen que en su espejo mágico desvelaba a la
madrastra de Blancanieves; particularmente Atenas parece lamentarse por su
pasado glorioso perdido y desconoce la capacidad macedonia para la iniciativa y
la aglutinación de toda Grecia con fines trascendentes.
Los macedonios redefinen el campo político no sólo
de la Hélade, no sólo el doméstico, sino también el internacional planteándose
objetivamente la proyección de los griegos.
Esto implica el conocimiento a fondo de las
capacidades de sí mismo y de los otros, la preparación para acometer los
desafíos con criterio de realidad, la profesionalización y, por supuesto, metas
que trascienden los límites endogámicos.
Seguidamente resumimos lo expuesto hasta acá:
Macedonios Atenas y aliados
Objetivo
estratégico Meta
táctica
Estrategia Espejo
De acuerdo al Método Vincular,
mientras los atenienses y sus aliados
se conducían de acuerdo al Posicionamiento
Doméstico,
los macedonios adoptaron el Posicionamiento
Constructivo.
Por su parte, el imperio persa ocupaba el Posicionamiento
Dominancial
O sea, los atenienses y los persas tendían a la
Primarización,
mientras Macedonia expresa la Secundarización (1).
Vale destacar el nivel de profesionalización y
organización de las tropas macedonias, lo cual es también consistente con el
Posicionamiento Constructivo.
Coherentemente, el estado mayor macedonio conocía
a fondo cómo se desempeñaba en el campo de batalla el adversario, conocimiento
que también aporta a la estrategia y, como señalamos insistentemente, implica
superar la fascinación del espejo (nótese lo ya señalado acerca de la similitud
con lo que expresará Maquiavelo en el texto citado).
Contándose
con un Objetivo Estratégico, y con la profesionalización y el conocimiento, un
paso siguiente es la definición del campo de batalla – o del territorio o del
escenario -.
Los
macedonios se aseguraron tal definición al impulsar a los aliados a un
enfrentamiento en Queronea. Y en un sentido más amplio y trascendente, al
plantear que el escenario significativo era el mundo conocido.
Trasladando
este principio a los campos de nuestra especialidad, modos de definir el
territorio en el cual llevar a cabo la acción son:
en
el campo social y político, el establecimiento de su agenda, la formulación de
políticas novedosas y, sobre todo, un proyecto de gran alcance,
en
el campo comercial, el desarrollo de un nuevo mercado o el impulso a que la
marca propia se diferencie llamando la atención sobre aspectos no contemplados
hasta el momento.
Es
muy común que en la acción se desconozca este principio; puede verse con cuánta
frecuencia un gobierno o una dirigencia política se atiene a las encuestas, o
una oposición se limita a convalidar la agenda oficialista o una marca sigue
los pasos de la líder o las expectativas únicamente manifiestas de los
consumidores.
Enfocándonos
ahora en el desarrollo de la batalla, lo primero a destacar es que Filipo y su
estado mayor inicialmente, antes de chocar armas, se ubican en una altura, lo
cual simboliza una suerte de regla de oro para el estratega: asegurarse la
visión de conjunto.
De
hecho, el estratega se desdobla, adopta una disociación instrumental entre
dos roles que a la vez articula: el de conductor del todo y el de líder de la
parte.
La
capacidad para conjugar el todo y la parte es, entonces, un requisito
insoslayable de la estrategia.
Contrariamente,
los atenienses, tebanos y sus aliados, se circunscriben a ser parte: sólo
parecen ver (paradójicamente, enceguecidos) al enemigo odiado; es decir, no ven
el campo de batalla en el contexto sociopolítico más abarcativo y, por lo
tanto, tampoco ven a uno y otro contrincante simultáneamente en acción con las
posibles derivaciones.
Haciendo
una comparación con otro ámbito, el estratega mira el partido de tenis, o
participa de él, desde la red, evitando restringirse a uno de los
contendientes.
El
conocimiento a fondo de sí mismo y, a la vez, el del competidor, es ubicarse
simultáneamente en el propio punto de vista y en el punto de vista del opuesto,
lo cual nos remite a lo que el epistemólogo suizo Piaget denominara la reversibilidad.
La reversibilidad así como la
capacidad para desdoblarse en el dominio de la parte y del todo, favorece la
creatividad, la ampliación de la perspectiva, el incremento de las opciones.
O sea, es comportarse de un modo muy distinto al
de los preceptos de manual, el de las recetas.
Justamente tal actitud es la que le permite a
Filipo poner en juego la estratagema que hemos descrito en el relato de la
batalla: fingir una retirada, luego de una escaramuza inicial.
El éxito de este truco tanto se debe al ingenio
macedonio que aprovecha el conocimiento que tiene de su rival como a la
creencia especular (la creencia tipo espejo) de los atenienses que se imaginan
a sí mismos con más capacidad de combate de la que disponen.
Asimismo, la jugada macedonia induce a los
atenienses a incurrir nuevamente en la trampa de seguir al conductor, Filipo,
en vez de contar con su propia estrategia y generar, sobre tal base, sus
tácticas de combate.
La batalla de Queronea pone en claro cómo los
atenienses y sus aliados, pese a sus propósitos manifiestos, seguían al conductor,
el jefe enemigo: actitud reactiva en política, convalidación de hecho del
escenario de la pelea y caída en la trampa por una hábil estratagema.
De
acuerdo a lo que hemos visto en la narración de la batalla, el efecto de la
celada de Filipo genera una brecha entre los aliados, brecha que van a
aprovechar Parmenio con sus falanges y Alejandro con La Punta.
Queda
en claro cómo el estratega, a la manera de un eximio ajedrecista, prevé todos
los movimientos propios y del adversario.
Con
mucha frecuencia puede observarse en los campos social, político y comercial
cómo se dan tres inconsecuencias funestas para quienes pretenden alcanzar
posiciones de liderazgo sobre bases inciertas:
1. la de sobreestimarse a la par que se subestima
al competidor,
2. la del desconocimiento de sí mismo y del otro,
lo cual se da por la falta de análisis en profundidad; ya nos referimos en
nuestro trabajo anterior, El espejo o la estrategia, al valor de la
investigación cualitativa apoyada en teorías de alta complejidad,
3. la de generar inadvertidamente flancos débiles
por dejarse llevar por acciones que suponen un éxito inmediato.
Aun cuando de alguna manera ya está dicho, vale
advertir sobre el desafortunado papel que juega el voluntarismo: es decir, la
idea de que se puede alcanzar un logro sobre la base de la voluntad afirmada a
su vez en datos que se limitan a la conciencia, sin hurgar en el inconsciente o
en lo inconsciente.
El voluntarismo es la creencia en que es
realizable lo que uno se propone ejerciendo la voluntad sin tomar en cuenta el
papel dinámico, eficaz y determinante de los procesos no concientes y no
tangibles.
Los procesos no concientes o no tangibles no son
inexorables: requieren ser conocidos, requieren ser estudiados para modificar
el curso de las cosas en la dirección deseada.
Las diatribas de Demóstenes y las incitaciones
desaforadas de los generales atenienses en plena batalla expresan el
voluntarismo.
Deducimos así que la concepción estratégica supone
evitar la tentación voluntarista; dicho de otro modo, la estrategia supera a
la mera voluntad.
Según el Método Vincular, estrategia
es el trazado que una Conducción se propone para el logro de Objetivos.
La Estrategia implica la integración del
rumbo, la dirección, el conocimiento y la creatividad.
Fuentes bibliográficas
Haefs, Gisbert: Alejandro Magno, Aguilar,
Altea, Taurus, Alfaguara, 2006
Manfredi, Valerio: Alexándros, Grijalbo,
1996
Mintzberg, Henry y Quinn, James: El proceso
estratégico, Prentice Hall
Montanelli, Indro: Historia de los griegos,
Planeta
Rojas Breu, Rubén: Método Vincular. El Valor de
la Estrategia, Ed. Cooperativas, Bs. As., 2002
Rojas Breu, Rubén: La diracción estratégica
según Maquiavelo, rubenrojasbreu@blogspot.com
Rojas Breu, Rubén: El espejo o la estrategia.
Análisis de las campañas electorales octubre 2011 seguido de propuesta.
Satrapa1: La batalla de Queronea, www.satrapa1.com
Rubén Rojas Breu
Buenos Aires, febrero 2 de
2024